Un diputado de Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) abandona la política y su salario de 4.800 euros mensuales para continuar su carrera científica como investigador en una universidad de Copenhague, donde cobrará alrededor de la mitad de salario por un mínimo de dos años. "Critiqué a los políticos profesionales y no quiero eso para mí", explica Fernández, un año y dos días después de que su coalición diese la campanada al lograr ocho asientos en O Hórreo en su debut.

En aquel entonces, Fernández, ingeniero de montes e investigador en temas de medio ambiente como los que lo llevarán a una universidad de Dinamarca, se encontraba en el paro. De repente, se vio en el Parlamento representando a Ourense y con una nómina que alcanzaba los 4.802 euros. "Un diputado está bien pagado, pero me chocó cómo cobran. No entiendo percibir dietas sin justificar", añade sobre el sistema actual, que permite a sus señorías ingresar más de 31.000 euros anuales para gastos sin acreditar. En enero la cifra quedará rebajaba a entre 9.600 y 14.400 euros. De todas maneras, rebaja la importancia de abandonar un sueldo como el que recibe. "Tampoco voy a cobrar tan poco y tendré menos gastos. Aquí no había posibilidades de dedicarme a la investigación, que es lo que hacía antes. Hace un mes me presenté a una plaza en Dinamarca y la he conseguido. Mi profesión era mi prioridad", explica.

Con menos de un año de actividad parlamentaria, Fernández, o David de Toén, como se le conoce popularmente por su lugar de nacimiento, ha protagonizado varias discusiones en el hemiciclo, donde dejó muestras de su falta de ortodoxia parlamentaria. Allí espetó a los diputados del PP "no tenéis ni puta idea" o los acusó de realizar "felaciones intelectuales", al tiempo que trató de entregar un sobre al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en febrero en plena polémica por el supuesto cobro de sobresueldos por parte de dirigentes populares según los llamados papeles de Bárcenas. En aquel momento fue expulsado. Hace unas semanas, también se encaró con el diputado lucense José Manuel Balseiro de forma similar a la que protagonizó su jefe de filas, Xosé Manuel Beiras, con Núñez Feijóo. Pero sin golpe en el estrado de su rival.

El día 1 de noviembre se incorpora a sus nuevas funciones en Dinamarca y deja paso a su compañera de filas Iolanda Pérez, exedil por el BNG en Ourense. Su paso por la política, a la que no descarta volver en un futuro -"nunca se sabe", dice- no le ha dejado buen sabor de boca. "No guardo un buen recuerdo. Tengo la sensación de que no hay nivel en el debate o que incluso este es ausente", comenta antes de recurrir a una anécdota como ejemplo. "En mi primera intervención me empezaron a hablar de Andalucía, no de los problemas de la gente de aquí", se queja el que fuera portavoz forestal de AGE antes de reconocer que "los parlamentos son útiles, pero si funcionan".

Como balance, deja la sensación de "haber despertado un poco al Parlamento". "Muchos sectores cabreados se han visto representados en nosotros", explica. Ante las quejas sobre sus formas, es tajante. "Dimos la sensación de que llegaba gente de la calle con la sensación de sentirse insultados", concluye.