Aunque en junio de este año fue relevado en el cargo por Manuel Besteiro Galindo, uno de los primeros imputados de Adif con nombres y apellidos y llamado a declarar ante el juez que instruye el accidente del Alvia la semana que viene, en el momento en el que se autorizó la circulación de los trenes Alvia con sistema ASFA digital, y no ERTMS, a petición de Renfe, el puesto de director de Seguridad en la Circulación lo ocupaba Andrés Cortabitarte.

En el currículum de este directivo, que ahora es subdirector de Señalización de Adif, destacan las colaboraciones con la justicia en dos accidentes de ferrocarril. El primero fue hace diez años, en Chinchilla, para Renfe, y el segundo hace siete, con ocasión del siniestro registrado en el metro de Valencia. En el segundo ejerció como perito para el juzgado valenciano que investigó el asunto.

La tragedia de Valencia guarda similitudes con la de Angrois. Se trata del mayor accidente de metro registrado en España, aunque entonces fallecieron 43 personas y en Galicia se perdieron 79 vidas. El suceso, que también ocurrió en julio -de 2006- se produjo cuando el metro, que llevaba a unas 200 personas, descarriló a más de 80 kilómetros por hora, el doble de la velocidad permitida en el tramo. En el caso de A Grandeira, la velocidad máxima era de 80 y el convoy la enfiló, como señaló el maquinista, a unos 190 por hora.

En aquel momento, Cortabitarte achacó el siniestro en su informe a la velocidad del convoy. Las culpas recayeron sobre el conductor, fallecido, aunque más tarde un diario reveló que con una baliza de freno -que se instalaron después- se "podría haber evitado el accidente". Las víctimas lucharon durante años para para pedir que se reabriese la investigación y la fiscalía de Valencia así lo ha pedido. Con el Alvia, también el maquinista fue el primer imputado, aunque ahora el juez también apunta a Adif por ser "responsable de la seguridad de la circulación" en el tramo.

Además, Cortabitarte fue autor del informe sobre el siniestro de Chinchilla, una colisión entre dos trenes en Castilla-La Mancha en 2003 donde murieron 19 personas. La investigación halló culpable al jefe de circulación, que cometió un "error o negligencia".

El 23 de junio del año pasado, fue Cortabitarte quien, a petición de Renfe, autorizó la "desconexión" del ETCS -uno de los componentes del ERTMS- en los Alvia híbridos entre Ourense y Santiago y les permitió circular "con la protección del ASFA Digital y señalización lateral" por la "falta reiterada de disponibilidad del sistema ETCS".