Al final, no hubo sorpresas. José Ramón Gómez Besteiro toma el relevo a Pachi Vázquez al frente del PSdeG porque así lo ha querido la militancia, a expensas de que el congreso ratifique el resultado el día 29.

El guión estaba escrito desde el pasado 1 de agosto, cuando la entrega de avales desbarató el escaso margen a la sorpresa que dejaba la contienda. Difícil escenario para el alcalde de A Illa, Manel Vázquez, que concurría a las elecciones con 1.400 apoyos -el mínimo exigido era de 1.125- y sin el impulso que José Blanco o López Orozco brindaron al presidente de la Diputación de Lugo, con 5.400 avales a sus espaldas.

Una votación a la que han podido concurrir 11.250 personas, cuajada de polémica y cuyo recorrido está por ver. Pachi Vázquez entiende estas primarias consultivas como una suerte de legado que, ha dicho, marcarán "un antes y un después" en el socialismo, tras el enfrentamiento vivido con Ferraz que templó la votación para hacerla formalmente consultiva.

Vigo, que ha respaldado al nuevo secretario xeral in pectore con 720 avales, se ha mostrado en sintonía con el alcalde, Abel Caballero. A su paso por la ciudad olívica esta misma semana, Besteiro no escatimó en elogios hacia las humanizaciones o las políticas sociales del regidor. Un encuentro en el que además explicó que si bien le gusta la norma de una persona, un cargo: "Yo creo en un PSOE federal, y los derechos y obligaciones de los cargos socialistas deben ser iguales en todo el país". Así que, de momento, no se prevé que vaya a dar la batalla por la que ha sido la máxima de Pachi Vázquez en este campo, porque son varios los nombres que duplican tarea en todo el suelo español.

Gómez Besteiro, cuyo nombre salpicaba desde hace ya algún tiempo los corrillos del oráculo socialista, ha emergido finalmente como la promesa de un socialismo que viene para "sumar", para "coser" sensibilidades, como él mismo ha dicho en un discurso tejido con ánimo renovador. Tres años de trabajo le restan antes de la primera gran prueba, las próximas elecciones autonómicas a la sombra de un PP que tiñó de azul el territorio gallego el pasado 21 de octubre.