El mercado inmobiliario sigue gripado desde el inicio de la crisis y ello afecta a la "volatilidad" del precio de la vivienda. Por ello, la Consellería de Facenda ha decidido analizar antes de que acabe el año el mercado para, en caso de que este se reactive o continúe cayendo, revisar bien al alza, bien a la baja la orden de precios medios que sirve para fijar el valor de cada inmueble en la comunidad para luego aplicarles los correspondientes impuestos a partir de 2014. Será la segunda vez que lo haga en 2013, a pesar de que desde que implantó este método en el año 2011 lo ha hecho siempre una vez cada doce meses.

El motivo de este cambio en su procedimiento radica en el deseo de la Xunta de "acomodarse lo más rápidamente posible a la evolución de los valores de las inmuebles". "Debido a la inestabilidad de los mercados inmobiliarios se hará un seguimiento estrecho y un nuevo diagnóstico a final del presente año para, si es el caso, proceder a una nueva adaptación de los precios medios de mercado con efectos para el próximo ejercicio", indica una orden publicada ayer en el Diario Oficial de Galicia (DOG).

La consellería detecta que el mercado no es capaz de reactivarse y que continúa una "caída suave pero constante" en los precios de los inmuebles, lo que atribuye a una "inadecuación entre lo que realmente fue construido en épocas anteriores de bonanza económica y lo que óptimamente es demandado por los usuarios de inmuebles", según consta en la citada orden del DOG. Esta recuerda que la caída del precio de la vivienda nueva alcanza el 20% respecto a 2007 y la de los pisos usados, el 34%, circunstancias que vincula también con el stock de vivienda en manos de los bancos.

El pasado mes de julio, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aprobó una rebaja de la orden de precios de los pisos, que reducía el valor de estos un 12% en el caso de viviendas usadas y un 8% en las nuevas -en las de concellos de "menor dinamismo" sería del 4%-.

Por primera vez desde 2011, Facenda distinguía entre pisos nuevos y de segunda mano en su tasación. Para ello era necesaria la aprobación de una orden de carácter técnico que las diferenciase. El DOG la publicó ayer y se sirve de un índice de obsolescencia que se refiere al desgaste de una propiedad para establecer este 4% adicional entre las usadas y las nuevas.

Este sistema lleva dos años en vigor y dos rebajas consecutivas, pero su estreno se produjo con un tasazo con Marta Fernández Currás al frente de Facenda. En 2011 la Xunta decidió aplicar una nueva norma que suponía fijar un valor para cada vivienda en función de los precios de mercado de cada concello, lo que disparó un 30% su tasación y, por tanto, los impuestos que cobra la Xunta: actos jurídicos documentados para pisos nuevos, transmisiones patrimoniales para viviendas de segunda mano, y sucesiones.

La oleada de protestas por ese incremento impositivo en plena crisis provocó que a finales de ese año, Facenda corrigiese a la baja esa orden en un 25% de los concellos. Un año después, el Ejecutivo autonómico cambió de estrategia a unos meses de las elecciones y aprobó una bajada del 7% en esas tasaciones, que se sumó a la de julio pasado.

Más impuestos

Estos no fueron los únicos cambios en cuanto a los impuestos aplicables a la vivienda en un momento de crisis continuada, con las hipotecas concedidas en mínimos históricos. A estos cambios de Facenda, se unió el año pasado el aumento por parte del Gobierno central del IVA para la vivienda nueva, ejemplo que decidió seguir la Xunta. Esta elevó del 7% al 10% el impuesto de transmisiones -que se aplica a la vivienda usada, exenta de IVA- para igualarlo al primero. Un 50% de comunidades decidieron no tocar este impuesto y otro tanto sí lo hicieron, caso de Galicia.