El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, arrancó sus vacaciones en Ribadumia, en pleno escándalo Bárcelas y con la crisis diplomática con Reino Unido recién estallada, declarando a FARO: "Estoy en forma, aunque algunos digan lo contrario". Para demostrarlo todos los días se hacía seis kilómetros de la Ruta da Pedra e da Auga en menos de cuarenta y cinco minutos. A alguno de sus acompañantes en su caminata diaria a primera hora de la mañana les costaba seguir el paso del líder del PPdeG.

Como despedida antes de emprender rumbo a Madrid, donde el lunes empieza a trabajar, Rajoy citó a los suyos ayer a mediodía en Ponte Arnelas (Vilanova), pero solo les obligó a una caminata de 800 metros por el sendero que marcha a orillas del río en dirección a Ribadumia. Eso sí, el presidente fue el que marcó el paso y los dirigentes del PPdeG se pusieron a rueda de su líder, como dicen los aficionados del ciclismo, entre ellos el propio presidente del Gobierno. Esta es la imagen oficial con que Rajoy quiso poner punto final a sus vacaciones en Ribadumia, unos días de descanso en los que aprovechó sobre todo para estar con su familia. Posó para los medios de comunicación pero sin hacer declaraciones.

El presidente del Gobierno se enfrenta a un otoño político complicado. La recuperación económica es su principal reto, pero tampoco se descarta una remodelación de Gobierno y de partido, y las revelaciones que pueda hacer todavía Bárcenas inquietan y mucho en el Partido Popular.

Rajoy llegó acompañado del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, recién llegado de Italia. En otro de los vehículos de la comitiva oficial viabaja la ministra de Fomento, Ana Pastor.

Cita informal

Tras el paseo, el encuentro se cerró con una comida informal sin discursos en una finca privada situada a orillas del río Umia, a la que acudieron cerca de un centenar de dirigentes del PPdeG, entre conselleiros, alcaldes y concejales de O Salnés, altos cargos de la Xunta, senadores y congresistas.

El menú de la comida consistió en entrantes, pulpo á feira y carne ao caldeiro, mientras que de postre había tarta de Santiago, queso y frutas variadas, como fresas y piña. Tras el café, Rajoy encendió uno de sus puros.

Entre los asistentes, estaban los conselleiros Alfonso Rueda, Agustín Hernández, Rosa Quintana y Jesús Vázquez; el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán; todos los alcaldes de O Salnés; el regidor de la ciudad herculina, Carlos Negreira; los parlamentarios Telmo Martín y Enrique López Veiga; y el presidente de la Federación Gallega de Municipios y regidor de Ferrol, José Manuel Rey.

Mariano Rajoy debe estar el lunes en Madrid, aunque volverá pronto a Galicia. El sábado 31 de agosto abrirá el curso político como es tradición en el castillo de Soutomaior. A su vuelta a Moncloa, se encontrará una apretada agenda de trabajo, pues tiene previsto viajar en septiembre a Rusia, Argentina, Japón, Kazajistán y Estados Unidos.

Rajoy llegó a Ribadumia el pasado diez de agosto, ante había descansado unos días con su mujer y sus hijos en el parque nacional de Doñana, pero igual que todos los veranos quiso recuperar fuerzas en su tierra con los suyos.