Más allá del corazón debilitado de cuatro familias rotas que afrontan su duelo, Ourense empatizó ayer con el tormento de decir adiós a cuatro de las víctimas del accidente ferroviario.

Xunqueira de Ambía, azotada por la pérdida de Celtia y Eva, dos jóvenes primas; la aldea de Melias en Pereiro de Aguiar que despidió a Ana María, de 45; y Ourense, donde hacen su vida los familiares de Carolina, de tan solo 18 años, sufrieron ayer el trago amargo de la despedida.

La Iglesia de Santo Domicilio en Ourense acogió a las seis de la tarde de ayer el funeral de Carolina Besada Garrido, una estudiante recién graduada en el IES Otero Pedrayo, a la que su hermana Marga buscó sin descanso a través de las redes sociales. Carolina Besada fue incinerada por la mañana en el recinto de Santa Mariña, en la intimidad.

En Melias, en el municipio de Pereiro de Aguiar, Ana María Álvarez Carballo fue despedida a las siete de la tarde.

Escenas de mucho dolor se sucedieron en Xunqueira de Ambía, donde la asistencia de personas fue masiva. El duelo, permanente desde la madrugada del jueves, con la llegada de los restos mortales de Celia Uxía Cabido Prado, de 21 años de edad, y su prima carnal Eva Pérez Seara, amigas íntimas que acudían a Compostela para celebrar el Apóstol con otras jóvenes a las que Celtia conoció de Erasmus en Polonia. El funeral fue multitudinaria. Tras la misa, la comitiva recorrió en un silencio extremo el camino hacia el cementerio.