El maquinista del tren Alvia que este miércoles se accidentó en Santiago dijo que se quería "morir", una vez que fue consciente de que el convoy había descarrilado a la altura de una curva ubicada en el lugar de Angrois, según se refleja en conversaciones entre la máquina ferroviaria y la sala que ya han sido transcritas.

"La he jodido", figura en las transcripciones de esas conversaciones que ya han sido incorporadas a las indagaciones sobre las causas del siniestro, según han confirmado a Europa Press fuentes de la investigación.

Estas fuentes han explicado que la comisión judicial aún no ha empezado a oír las dos cajas negras del tren siniestrado, que están bajo custodia policial, ya que se han priorizado las labores de identificación de los 80 fallecidos recuperados.

No obstante, sí se ha podido realizar un primer análisis de las transcripciones de las conversaciones mantenidas entre el tren accidentado y la sala, que forma parte del material que se ha facilitado, junto con imágenes de al menos dos cámaras de vídeo, una de ellas ubicada a la salida del túnel.

En esas conversaciones, el maquinista también reconoce, tras descarrilar, que alcanzaba una velocidad de 190 kilómetros por hora. No obstante, esa zona estaría limitada a 80 kilómetros por hora.

El maquinista Francisco José G.A. permanece en el hospital Clínico bajo custodia policial, a la espera de prestar su testimonio, una vez que el juez que lleva el caso, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago de Compostela, ha ordenado a la Policía Judicial tomarle declaración como imputado.

60 veces por ese punto

El presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, ha afirmado este viernes que el conductor del tren Alvia que descarriló el pasado miércoles junto a Santiago de Compostela había pasado 60 veces por el punto donde se produjo el accidente y que debía tener un conocimiento "exhaustivo" de la línea.

"Por este punto pasan seis trenes diarios y este maquinista ha pasado 60 veces por ese punto. El conocimiento que tiene que tener de la línea es exhaustivo,", ha dicho en declaraciones a Antena 3 recogidas por Europa Press.

A su juicio, "una curva que tiene un trazado de 80 kilómetros por hora (...) son cosas que conoce perfectamente un maquinista". Según fuentes de la investigación, el maquinista reconoció al delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, que en el momento del accidente el tren iba a 190 kilómetros por hora pese a que la velocidad máxima era de 80 kilómetros por hora.

Además, Gómez-Pomar ha apuntado que todos los conductores tienen delante un cuadro de velocidad máximo donde viene especificada la velocidad a la que deben circular en los distintos tramos. "Si hay alguna señal transitoria de reducción de velocidad, la tiene incorporada a ese cuadro", ha añadido.

También ha aclarado que la línea donde ocurrió el accidente, que ha causado la muerte de 80 personas, no es una línea de alta velocidad en la que se pueda circular a 300 kilómetros por hora a lo largo de todo su recorrido. Se trata, ha explicado, de una línea mixta y de transición en la que "se está construyendo la definitiva alta velocidad".

El presidente de Renfe ha negado que en la red ferroviaria existan 'puntos negros' donde se produzcan más accidentes. "Podemos hablar de zonas en las que se puede circular a más velocidad y de zonas en las que se puede circular a menos velocidad, pero en absoluto de puntos negros", ha afirmado.

Por otro lado, ha señalado que el segundo maquinista que viajaba en el tren lo hacía como pasajero porque estaba siendo trasladado para iniciar su servicio en Orense, de manera que no tiene ninguna responsabilidad en lo ocurrido. "No estaba en la cabina del conductor", ha precisado.

Por último, cuando le han preguntado si este descarrilamiento puede dañar la reputación de Renfe, Gómez-Pomar ha contestado que un accidente de esta magnitud obliga a la compañía a analizar todo "con muchísimo detenimiento" para ver "si hay cosas que aprender", pero ha añadido que eso es algo que se haría "en España y en cualquier país del mundo".