Veinticuatro horas después del accidente más trágico de la historia de Galicia, la cifra de fallecidos por el descarrilamiento del tren Alvia que hacía el recorrido Madrid-Ferrol se elevó hasta los 80, pero no es definitiva y se puede incrementar porque 33 personas, entre ellas cuatro menores de 15 años, permanecen en estado crítico. Dos investigaciones, una judicial y otra estrictamente técnica, determinarán la causa definitiva del siniestro, pero la principal hipótesis con que se trabaja es la de una velocidad excesiva. El tren circulaba al parecer a unos 190 kilómetros en un tramo, a tres kilómetros de la estación de Santiago, donde la velocidad estaba limitada a 80. El maquinista, Francisco José Garzón, comunicó por radio que circulaba a 190 kilómetros por hora a la entrada de la fatídica curva y los vídeos que grabaron el siniestro revelan también el exceso de velocidad. El juez lo ha citado a declarar como imputado y su paso a disposición judicial depende de cuándo le den el alta en el Hospital Clínico de Santiago donde permanece ingresado bajo custodia policial.

Fuentes de la investigación aseguraron que, "en principio", la teoría más sólida sobre la causa del accidente apunta a un "fallo humano y a una velocidad excesiva sin que hubiera problema alguno por parte del tren". Esto es, que el convoy, que justo ese día por la mañana había superado una revisión, tal como aseguró el presidente de Renfe, no tenía ningún problema para frenar y detenerse.

En las conversaciones por radio registradas y ya transcritas, el maquinista comentaba en el momento del accidente que circulaba a 190 kilómetros por hora. Por alguna razón, no entró en la curva a los 80 kilómetros convenidos, situada unos tres kilómetros de la estación de Santiago. Tras descarrilar, comunicó que no podía salir. "Somos humanos, somos humanos. Descarrilé, qué que le voy a hacer", repetía, para luego añadir: "Espero que no haya muertos porque caerán sobre mi conciencia". Y concluía con un "la he jodido" y ganas de "morir".

En sus primeras declaraciones a los agentes policiales, en plena zona cero del accidente y cubierto de sangre, el maquinista también les dijo que iba a una velocidad excesiva. Pero no tiene valor judicial. La tienen, sin embargo, las grabaciones realizadas por una cámara fija de seguridad que recogió el accidente y las que llevan los trenes en su cabeza y en la cola, donde revelan, según fuentes de la investigación, la velocidad excesiva en el momento del impacto.

Fuentes de la investigación indicaron que cuando declare ante el juez Francisco José Garzón -posiblemente hoy-, se tratará de aclarar si cuando hablaba de que circulaba a 190 kilómetros por hora realmente lo hacía a esa velocidad o, si por el contrato, era una voz de alarma. No obstante, las mismas fuentes sostienen que en principio el tren no presentaba ningún fallo técnico, si bien eso todavía tiene que ser corroborado.

El juez ha citado a declarar al maquinista como imputado, sin especificar más detalles, y desde el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia se ha dejado bien claro a última hora de ayer que no se ha cursado orden de detención alguna y que el maquinista solo permanece custodiado por la policía en el hospital.

Francisco José Garzón lleva 30 de sus 52 años trabajando como maquinista de tren. Natural de Monforte de Lemos y residencia en A Coruña, desde hace un año es uno de los conductores de la línea Madrid-Ferrol, el recorrido que realizaba precisamente cuando descarriló. Había cogido los mandos en Ourense y debía llegar a Ferrol.

Bajo custodia de la policía figura la caja negra, que hoy se abrirá ante el juez instructor para analizar su contenido, según aseguran fuentes de la investigación, dado que el personal judicial, que llevaba casi 24 horas sin dormir, se dedicó primero a atender a los fallecidos para su identificación en el menor plazo.

Aunque los trabajos para quitar el material de la vía aún seguía ayer por la noche, el rescate de víctimas concluyó a primera hora de la mañana. Al cierre de esta edición, el balance era de 80 personas fallecidas, de las cuales se identificaron 67, dejando otras trece para hoy. A última hora, en el hospital seguían ingresados 87 heridos, si bien 33 de ellos presentaban un estado crítico. Se teme por su vida y el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, no descartó que se puedan producir más fallecimientos. De hecho, siete de las víctimas mortales murieron ya cuando estaban ingresadas en el hospital.

Ante la gravedad del siniestro, Galicia fue objeto ayer de la visita de la más altas instituciones del Estado. A media tarde acudieron los Reyes, que acompañaron a algunos heridos en el Hospital Clínico de Santiago, pero antes estuvieron el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que también se acercó hasta el lugar del siniestros, y el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, entre otros. Las condolencias llegaron de todas las partes del mundo, con una nueva mención del Papa Francisco desde Brasil.