El sector agroganadero de Galicia confía en que las predicciones para el verano de Météo no se cumplan, porque necesita lluvia, pero también sol. En él están puestas las esperanzas para paliar una primavera que no estuvo a la altura y que provocó ya, según José Manuel Rodríguez, responsable de Producción Vegetal de la cooperativa Delagro, retrasos en la siembra que conllevaron reducciones en la producción de pastos -las lluvias impidieron abonar las tierras- y por ello "pérdidas bastante grandes" a los ganaderos.

También hubo que aplazar la plantación de maíz (en algunas zonas de Lugo ni se empezó), lo que obliga a usar granos de ciclo corto, de menor producción; otro golpe a los ganaderos. La patata corrió la misma suerte. En este caso, añade, quienes se apuraron perdieron ejemplares, que se pudrieron por la humedad. Además, explica, una vez sembradas, todas las semillas "tardan más en nacer" porque la tierra está fría y, si los días de sol menudean, su desarrollo se ralentiza.

El mal tiempo afecta además a los frutales que llegan antes, como los de hueso. Pese, indica Rodríguez, a que peras o manzanas tardan más y no se verán tan afectadas, no descarta una cosecha escasa. En el caso de los viñedos de albariño, la floración lleva "unos diez días de retraso", por lo que la vendimia probablemente se realice a finales de septiembre. Augura que el resto de las cosechas también "llegarán más tarde" pero los daños no tienen por qué ser "irreversibles" si el tiempo mejora pese a que, concede, las plantas "malnutridas" y "débiles" son más susceptibles a la enfermedad, de igual manera que ocurre con los seres humanos.

Sin estaciones

Javier Cancela, profesor de la Escuela Politécnica Superior de Lugo y miembro del equipo "Fertirriego y necesidades hídricas de los cultivos", a mayores recalca la "importancia de la falta de estacionalidad". "Es un efecto de que no hay estaciones. Las estaciones marcadas, de hace 20 o 30 años, desaparecieron y ahora tenemos invierno y verano". A eso se suma la volubilidad, "los cambios drásticos": pasar de un día soleado y caluroso a otro frío, que hace que "la planta pare y arranque".

A su juicio, el mal tiempo de esta primavera ha hecho que los "ciclos", las floraciones, "vayan más tarde", lo que afectará a sectores como el de la flor o el de los viveros. En cuanto a los viñedos, la humedad obligó a que hubiera que dar ya "una serie de tratamientos excesivos contra las plagas" en O Rosal, lo que encarece los costes de producción "en tiempo, en personas y en productos", señala. Sin embargo, lo ocurrido "no tendría una importancia tan grande" si ahora el sol hace acto de presencia. Pero no demasiado. Una sequía veraniega tampoco se lo pondría fácil si el riego no está garantizado.