Las cuotas lácteas serán historia el 1 de abril de 2015. En menos de dos años, los ganaderos gallegos y el resto de sus productores europeos dirán adiós al sistema que se implantó en 1985 y que ha sido el único conocido por los profesionales de la región desde que España ingresó en el anterior Mercado Común, hoy Unión Europea, que establece para cada país un límite de producción.

El fin de las cuotas se aprobó en Bruselas con la anterior revisión de la Política Agraria Común, en el año 2008. Ahora, cinco años después, en el sector cunde la sensación de que el tiempo ha pasado demasiado rápido y será difícil competir en un mercado libre con ganaderos que producen a menor coste, dentro y fuera de España. Porque si algo han conseguido las cuotas en estos años ha sido regular el mercado y proteger a los ganaderos. Lo corrobora el cambio de mentalidad que se ha producido en el sector.

A los ganaderos les preocupa que la apertura de la producción a granjas de gran capacidad rompa el mercado y llene los estantes de los supermercados de productos foráneos.

La cuota asignada a España es de 6 millones de toneladas, mientras que el consumo interno se estima en nueve millones. El desfase se cubre con la entrada de productos de otros países como Francia, donde la cuota excede al consumo nacional. En el caso de Galicia, los productores lácteos se reparten una cuota anual de 2,2 millones de toneladas, casi 89.000 toneladas menos que la producción.

El Parlamento europeo aprobó el pasado mes de marzo el paquete de medidas legislativas que conforman la reforma de la política agraria común (PAC), que confirman la eliminación del sistema de cuotas para los ganaderos.

La prórroga de las actuales ayudas, prevista por la Comisión Europea ante la imposibilidad de aprobar a tiempo las perspectivas financieras para el período 2013-2020, tampoco supondrá una demora en la supresión de las cuotas lecheras, prevista para el año 2015, según fuentes europeas.

La función de las cuotas fue evitar que la producción nacional excediera la demanda de los consumidores y la previsible caída de precios. En 2008 los Veintisiete estados miembros cerraron un acuerdo político por mayoría cualificada para mantener en un 1% anual el incremento de cuotas lácteas hasta este año. El objetivo era para facilitar a los productores un "aterrizaje suave" cuando en 2015 se eliminen por completo dichas cuotas. Ahora la crisis ha dado al traste con las previsiones.