Siete años han sido suficientes para que el porcentaje de gallegos partidarios de un Estado con un único Gobierno central sin autonomías se triplicase, pasando del 6,6% que registraba el primer Barómetro Autonómico del CIS, de 2005, al 20,1% que constataba en el tercer estudio, con datos de 2012. Lo progresivo de la tendencia en los últimos años lo prueba el que el dato del II Barómetro, de 2010, ya apuntaba un porcentaje del 13,3%.

Pero los gallegos, ciudadanos de una comunidad histórica, no son los únicos críticos con la actual organización de España. En el resto del país se reproduce la misma tendencia, al pasar quienes apostaban por la recentralización de un 8,7% al 23,1%. Incluso en comunidades que en los últimos tiempos han hecho alardes reivindicativos, como Cataluña, el sentimiento nacionalista ha decrecido, ya que apostaron por el modelo de organización centralista un 11% frente al 4,5% que lo prefería en 2005. Entre todas las autonomías, solo el País Vasco lleva la contraria: allí el retroceso de la descentralización no se da. De hecho, en el primer Barómetro era un 2,3% quien apostaba por un único Gobierno central y ahora suscribe esta afirmación un 0,3 por ciento menos. En su vecina Navarra casi ocurre algo parecido, porque el porcentaje solo subió un 0,6%.

En los restantes casos, la apuesta por el centralismo es incluso superior al de Galicia o la media estatal, como ocurre en Murcia o Extremadura, donde se multiplican por cuatro los que abogan por un Gobierno único.

Con todo, la mayoría sigue defendiendo el status quo. En Galicia, pese a que el porcentaje ha caído más de 14 puntos, la mitad de la población sigue considerando que el modelo autonómico debe seguir igual y un 10% es partidario de aumentar las competencias -el porcentaje era el doble en 2005-, casi los mismos que optarían por lo contrario.

Los partidarios de que se reconozca la posibilidad de la independencia bajaron, pero solo ligeramente, en Galicia. También en comunidades como el País Vasco, Murcia y Extremadura. Por el contrario, en el resto se incrementaron, sobre todo en Cataluña, donde el 37,4% de los ciudadanos se decanta ahora por esta opción, multiplicando por catorce el porcentaje -2,7%- de Galicia.

Al margen de estos datos, el Barómetro del CIS destaca que para el 42 por ciento de los encuestados el aspecto "más importante" de las autonomías es que ofrecen "la posibilidad de que muchos asuntos se administren de una manera más cercana a los ciudadanos". Incluso en una comunidad histórica como Galicia, la cuestión de la defensa de la identidad y características propias de cada territorio es señalada solo como un argumento principal para su existencia por la mitad, el 21,2%.