Declarada Monumento Nacional en 1921 sigue en pie desde el siglo VII mirando hacia el río Limia, muy cerca de la Vía Nova que unía Bracara Augusta y Asturica Augusta. El templo visigótico de Santa Comba de Bande es tan hermoso como el paraje en el que se ubica, un promontorio en el que se extiende la geografía de A Baixa Limia con el embalse de As Conchas enfrente.

Fuera de los muros del templo corre rumorosa el agua de una fuente y se pueden ver los restos de una capilla anexa donde se practicaban bautismos para que los que allí acudían pudiesen entrar en la iglesia como cristianos. De ese pasado se conserva la pila bautismal. Santa Comba es una de las escasas muestras que quedan del arte visigótico y, según los estudiosos, su mejor herencia, no solo en Galicia sino en toda España, e incluso la sitúan en el listado de las mejores de Europa.

Esta obra excepcional formó antaño parte de un monasterio. Tiene planta de cruz griega, bóvedas de cañón peraltadas y columnas con capiteles decorados. En el interior el templo guarda unos impresionantes frescos del siglo XVI y un antiguo sepulcro de mármol donde se cuenta que estuvo el cuerpo de San Torcuato, uno de los primeros discípulos del Apóstol Santiago, antes de ser trasladado al monasterio de Celanova.

Entre sus muchas peculiaridades destaca el arco de herradura ante el ábside que confirma ser un elemento visigodo anterior a la llegada de los árabes. En tiempos de la dominación islámica Santa Comba fue lugar de refugio de caminantes y peregrinos. En la conservación de la joya visigótica tiene mucho que ver Isabel Alonso, la "sacristana" que de forma altruista lleva más de diez años informando sobre este tesoro único en Europa.