Hace dos años, Fabio Gándara era un joven parecido a muchos de hoy en día: se había licenciado en Derecho, había hecho prácticas en el prestigioso bufete Cuatrecasas y estaba en paro, preparando oposiciones a administrador del Estado. Pero entonces, este compostelano de 28 años saltó a la opinión público porque creó un grupo de facebook que aglutinó a los movimientos de descontentos y fue el germen del 15-M. Dos años después, tras el 12-M que conmemoró la semana pasada la ocupación de las plazas, Gándara destaca que la llama de cambio que prendió entonces sigue viva.

-¿Qué fue del 15-M?

-El 15-M no es tanto un sujeto o una organización como un espíritu de cambio que nació en 2011 y sigue muy activo, trabajando como un caldo de cultivo que da lugar a muchas iniciativas. Quizás no son tan vistosas como las grandes manifestaciones o acampadas de 2011 pero muy interesantes. Lo que se produjo entonces sigue produciendo resultados hoy: la apuesta por la participación, por el trabajo colectivo, por la democracia y por la justicia económica. Sigue inspirando muchas acciones y muchas iniciativas y plataformas.

-La gente salió menos a la calle el 12-M. ¿Se ha cansado?

-Salir a la calle es importante pero no es suficiente. Tal vez la gente esté cansada de manifestarse pero ese espíritu de cambio sigue ahí. Ahora la gente está buscando nuevos ámbitos en los que trabajar y el 15-M está ayudando que se salga adelante en estos ámbitos. Por ejemplo, a nivel económico se están impulsando muchas cooperativas, el uso del crowdfunding de forma masiva, el impulso de la banca ética, las redes de solidaridad, de intercambio de bienes y servicios o las monedas sociales.

-¿Hay que trasladar ese espíritu a un partido?

-Creo que el 15-M como tal no se puede encerrar en unas siglas, pero también creo que de ahí tienen que salir muchas iniciativas en las que se incluyan organizaciones más estructuradas capaces de tener una estrategia a largo plazo. Sin ser un partido 15-M, sí que apuesten por los valores que defiende.

-¿Se anima a crearlo usted?

-Ahora estoy difundiendo una iniciativa de un grupo de activistas que busca que la gente decida qué se va a hacer para cambiar la situación actual. Se llama "Ahora tú decides", y se puede participar desde la web. Esperamos que de ahí también pueda salir algún tipo de proceso de cambio o de organización si la gente lo quiere. A ver qué es lo que opina la mayoría de la gente de cuál es la vía más apropiada y cuáles son las propuestas más apropiadas y veremos.

-No parece que los políticos hayan escuchado el mensaje del 15-M durante estos dos años...

-Las instituciones más enquistadas en el poder son las más refractarias a cualquier cambio. Pienso que los cambios van a a ir más lentos de lo que queremos, pero más rápido de lo que pensamos y tarde o temprano se van a introducir en las instituciones. No sé si veremos a los partidos reformarse para abrirse a la ciudadanía o una nueva plataforma ciudadana como el movimiento 5 Estrellas en Italia que pueda copar este descontento, pero esta nueva filosofía, esta cultura más democrática, más participativa, que apueste por una mayor justicia económica y social, acabará llegando a los ámbitos de poder.

-¿Ese movimiento italiano sería un modelo adecuado para España?

-Actuaron muy bien al establecer un movimiento ciudadano y a la vez una opción política. En eso son un modelo. Pero también tiene defectos, como abusar del personalismo de Grillo.

-¿Cómo se pasa del dicho al hecho, cómo se hace el cambio?

-Debemos ayudar a concienciar a los que nos rodean y sacar a la gente de ese sentimiento de inutilidad y mostrarle que hay un debate posible, que hay nuevas soluciones que se pueden poner encima de la mesa, y fomentar este pensamiento crítico. Después, la colaboración poco a poco para construir cosas desde abajo, desde todas las esferas, es importante. Además, hay que tener referentes en el horizonte, saber que hay otro modo de hacer las cosas, que se puede caminar hacia él y que se pueden ir presentando esas opciones también a nivel electoral para que se sepa que existen esas alternativas.

-¿Confía en que exista masa crítica para ese cambio?

-Al final hay que llegar a la mayoría de la sociedad, no llega con ser una minoría ilustrada diciendo qué debería ser bueno para todos. Es necesario animar a todo el mundo a meterse en un proceso de cambio para mejorar la sociedad de forma conjunta, y para eso hay que empezar a trabajar en todos los ámbitos. Si se ofrecen alternativas claras y viables la gente no quiere apostar por lo malo conocido a toda costa. No puedo poner fechas pero soy optimista porque hay un rechazo a los valores del sistema capitalista y eso se irá traduciendo a medio plazo.

-Su libro, ¿busca prender esa mecha del cambio?

-Queremos ir más allá del típico análisis de los motivos para indignarse. Se trata de dar opciones a la gente para motivarse y empezar a construir un cambio tanto desde abajo como a nivel institucional por un proceso también de convergencia que pueda dar lugar a un proceso constituyente. Porque es necesario ya que el problema de esta crisis no es solo económico, sino también de legitimidad democrática, de unos gobiernos desconectados de la ciudadanía.

-¿Puede la desesperación llevar a una sociedad descontrolada o a un estallido social?

-Creo que es importante hacer ese cambio cuanto antes porque si esperamos mucho tiempo existe el riesgo de que la desesperación haga caer en opciones populistas, totalitarias, tal y como ocurre en Grecia. El 15-M está en contra de la violencia. Existe esa preocupación de que llegados a un punto de desesperación, sin ver cambios, la gente abogue por estas vías. Por eso es importante mostrar que se están produciendo ya cambios, que no es eso de que pataleamos y no sirve para nada. Todo esto no fue en balde. Gran parte de la sociedad está repolitizada y es consciente de las nuevas vías que existen para trabajar. Espero que esto no se quede solo en una acampada o una manifestación sino que vaya mucho más allá.