El Gobierno busca homogeneizar los sistemas educativos de las distintas autonomías para acortar las diferencias de formación entre un alumno que estudie, por ejemplo, en un colegio gallego y otro matriculado en Madrid. Para ello, se dividirán las asignaturas en troncales, específicas y de libre configuración autonómica.

Será la Administración central la que fijará los contenidos currículares y el horario mínimo de las materias troncales de Primaria, Secundaria y Bachillerato. Su carga lectiva nunca será inferior al 50 por ciento del total.

Biología y Geología, Física y Química, Geografía e Historia, Lengua y Matemáticas o el idioma extranjero serán enseñadas a partir de ahora según el guión que envíe el Ministerio de Educación y no el que se fije en cada comunidad autónoma. A las autonomías les queda reservado únicamente el diseño curricular de las materias específicas y de libre configuración autonómica (Música, Plástica o Educación Física, por ejemplo).

"Un núcleo básico"

Wert calificó de "un cambio de filosofía" la distribución de competencias entre el Estado y las comunidades autónomas. "Para poder definir un núcleo básico para que exista una homogeneidad mínima", justificó.

La nueva ley promueve también la especialización de los centros educativos que orienten a sus alumnos en la ESO bien hacia la vía de la FP o bien hacia la del Bachillerato y además los colegios podrán obtener fondos extra si establecen planes de mejora de la calidad.