Como ya es habitual en las sesiones de control al presidente de la Xunta en el Parlamento, la de ayer volvió a ser una sesión bronca en la que no faltaron ni los insultos. Da casi igual el tema de las preguntas a Núñez Feijóo, aunque ayer tocó de nuevo sus polémicas fotos con el contrabandista Marcial Dorado y los contratos que sus empresas firmaron con la Xunta. AGE pedía información más detallada, con los expedientes, que el simple enunciado de los pagos realizados a las empresas del ahora condenado por narcotráfico. Fue entonces cuando Feijóo reveló que no se conservan los expedientes de contratos anteriores a 2003 porque la legislación obliga a guardar esta documentación solo durante diez años. Aún así, el presidente se reafirmó en facilitar toda la información, "haya o no haya contratos".

"Si yo quisiera ocultar información, no le pasaría nada, dado que nada hay anterior a 2003", le dijo Feijóo a la viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz, para añadir que la Xunta dará todos los datos desde el año 1993. De hecho, hoy comparecerá en comisión parlamentaria el secretario xeral de la Consellería de Sanidade para hablar a petición del PSdeG de los contratos del Sergas entre 1992 y 1998, de los cuales en los cuatro primeros años Feijóo era el número dos de la consellería.

La Xunta ya difundió los pagos realizados a las empresas de Dorado, pero mediante un comunicado, sin documentos oficiales para cotejarlos. Esta fórmula empleada fue la que llevó a Yolanda Díaz a calificarla como "trapallada" y a exigir los expedientes. Pero fue más allá y preguntó a Feijóo por su relación con Manuel Cruz, conductor de la Xunta y testaferro de Marcial Dorado y el que presentó a ambos.

La diputada de AGE le preguntó si desconocía la actividad delictiva de Manuel Cruz, al que vinculó con el narcotráfico, el uso de pistolas y con la financiación irregular del PP. Además, insunuó que Feijóo llamó al Sergas para evitar que le hicieran la autopsia tras morir en un accidente de tráfico en 1999.

Feijóo replicó que AGE quedada retratada con su intervención llena de "insidias, injurias y calumnias" y de aprovechar la "inmudidad parlamentaria para decir barbaridades y practicar el filibusterismo político".