Durante el boom del ladrillo el suelo urbano resultaba algo así como un pequeño seguro que daba siempre un jugoso botín. Parecía que la burbuja no podía fallar y para construir lo más necesario y menos abundante era precisamente el espacio en el que hacerlo. En 2005 la compraventa de parcelas urbanas para construir movió en Galicia 525 millones de euros, casi el precio de dos Cidades da Cultura. La cifra de negocio más alta precedió el inicio de una progresiva cuesta abajo, con algún repunte, que el año pasado tocó su nivel más bajo, pues apenas generó 34,5 millones, es decir, 490 menos que siete años antes. Un desplome del 93%. En aquel momento, se cerraron 2.443 operaciones; el año pasado, apenas 380.--- NO TOCAR ---

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