Más de 200 cerdos en A Laracha, Arteixo, Carral, Cerceda y Carballo, cuatro granjas de terneros en Xinzo de Limia o 160 docenas de chorizos y jamones en un pueblo de Verín son algunos de los botines del rural que atraen cada vez más a bandas organizadas y a nuevos delincuentes, fruto de la crisis. "De ser algo anecdótico, los robos en las explotaciones agrarias y ganaderas son a día de hoy muy frecuentes", advierte el secretario xeral de Unións Agrarias en Galicia, Roberto García. Por ello, los sindicatos agrarios reclamaron hace dos semanas al Ministerio de Agricultura que tome cartas en el asunto e incremente la vigilancia en las áreas más afectadas, en especial donde existen casas aisladas, y el control en los puntos de compraventa del material robado.

A la reclamación de los ganaderos se sumó ayer el PSOE, que registró una proposición no de ley en el Congreso para que el Gobierno dé una respuesta a la ola de robos en las explotaciones agrarias. Unos hurtos que, según los socialistas, se han duplicado. Ante estos datos, los socialistas reclaman al Ejecutivo un plan nacional de seguridad en el medio rural, con un incremento de efectivos materiales y humanos de la Guardia Civil y la Policía Nacional, para frenar el aumento de los saqueos en las granjas y fincas. Para socialistas y ganaderos no basta con endurecer las condenas a los robos en el campo, tal y como se propone el Ministerio de Justicia en la reforma del Código Penal.

A los agricultores y ganaderos gallegos les resulta complicado vigilar sus explotaciones, ya que la mayoría están ubicadas en zonas despobladas que no suelen contar con medidas de seguridad y que están alejadas de las vías de comunicación.