El propio Banco de España advierte en su recientísimo informe de estabilidad financiera que éste no será precisamente un año de tranquilidad para el sector. Que el "contexto macroeconómico" del país apunta a "un volumen de actividad crediticia en descenso" y a más morosidad, "lo que impactará negativamente en el margen de intereses, así como en mayores necesidades de provisiones a lo largo de 2013". Eso sí, "significativamente inferiores" a las acumuladas por el cambio de reglas del Ministerio de Economía para cubrir el ladrillo y que provocaron que la mayoría de entidades entrasen en pérdidas en la recta final del ejercicio y las nacionalizadas disparasen sus necesidades de ayudas públicas. Con ellas, el FROB tiene ahora la patata caliente de encauzar su futuro, de la mano del plan estratégico encargado con la idea de perfilar un holding entre Novagalicia, CatalunyaBanc y Bankia, y en el que se abre la puerta a acelerar la venta de la gallega y la catalana.

"El informe de los asesores todavía no está cerrado", explican a FARO fuentes conocedoras de los trabajos que están realizando la consultora McKinsey -que ya se encargó de diseñar la agrupación de la banca estatal bajo la marca Argentaria a finales de los noventa- y Nomura. Hay tres escenarios posibles, a ojos de los asesores y que El País adelantó ayer.

Dos de ellos contemplan una integración de la gestión. Una parecida a los Sistemas Institucionales de Protección (SIP) que tanto dieron que hablar en el arranque de la reforma financiera entre las cajas, y con el que las nacionalizadas compartirían áreas como la tesorería, informática o política comercial. La unión de la gestión y un ahorro de costes para los servicios generales alrededor de Bankia como columna vertebral.

El segundo de los escenarios que recoge McKinsey marca una unión mucho menos profunda, que, como apuntan varias fuentes conocedoras de las aspiraciones, supondría en la práctica intensificar la tutela que el Gobierno y el supervisor mantienen como propietarios de los grupos.

La tercera de las opciones es la venta. Cuanto antes en el caso de Novagalicia y CatalunyaBanc. Sin esperar, por tanto, a los cinco años de margen que permite Bruselas, y que incluso en el seno de NCG admiten que es demasiado tiempo. McKinsey duda de que el compás de espera que el FROB se dio tras la frustrada subasta de CatalunyaBanc con la justificación de revalorizar las marcas de las entidades para cuando el mercado ofrezca mejores precios tenga sentido. De hecho, la consultora avisa que el riesgo que se corre es el contrario y apuesta por limpiarlas más con segregación a la Sareb del resto de la mora y colocarlas.

Con la insistencia en que la decisión final aún está sin tomar, las mismas fuentes reconocen que las idas y venidas de la reestructuración provocan un auténtico fly to quality entre los bancos bajo control público. El término con el que en argot financiero se presenta la huida de inversores y clientes hacia instituciones que aparentemente son más robustas. En el FROB no hacen comentarios, pero su director general, Antonio Carrascosa, argumentaba hace un par de meses la urgencia en la estrategia con ellas precisamente para "estabilizar el negocio".

En su análisis de 2012, Novagalicia comunicó una caída del 16,9% en el saldo de depósitos de clientes. Las imposiciones a plazo pasaron de 29.000 millones a 21.136, los pasivos financieros híbridos de 1.462 millones a 668 y la cesión temporal de activos, de 2.262 millones a 4.600. El capítulo, según el banco, está afectado por la reducción de 1.280 millones en cédulas no negociables. Las cuentas a vista descendieron un 12,2%, "reflejando la presión ejercida sobre los ingresos familiares y la liquidez empresarial de un contexto de crisis". EVO captó 687 millones. Ese mismo informe supone el reconocimiento por primera vez en la entidad de que lo más probable es su venta como "filial" de otro grupo financiero.