Le gusta su nueva vida en Estados Unidos, aunque le gustaría regresar. "Volvería a Galicia o a Europa en algún momento, si bien los recursos para investigar aquí son mucho mayores y es más fácil conseguir dinero cuando se te rompe un aparato o necesitas uno nuevo", expresa Saúl quien añade: "Mi sueldo aquí es como el triple que tenía en Santiago pero aún así no me importaría volver con unas condiciones de trabajo un poco peores, pero dignas; lo que pasa es que hoy no te lo ofrecen".

Su día a día en América es muy similar al del despacho de Compostela, según sus palabras. "La única diferencia es que como en Michigan tenemos un laboratorio enorme los datos los cogemos aquí y en Santiago no quedaba otra que pasarse un par de meses en el extranjero para buscarlos y luego analizarlos en Santiago", dice Beceiro, que pasó un año en Alemania. Explica que en la Universidad de Michigan, en la que los alumnos pagan 40.000 dólares de matrícula al año, "hay mucha inversión privada y es muy exigente en justificación de gastos y en presentar resultados para que el programa continúe funcionando". "En América todo está orientado a transferencia, bien de conocimiento puro o a la empresa", concluye.