La Transcantábrica entre Galicia y Asturias está a punto de ser una realidad. Después de que el Gobierno central aplazase desde el año 2004 ya seis veces la conclusión de la A-8, la ministra de Fomento, Ana Pastor, adelantó ayer que prevé abrir los dos tramos pendientes en la parte gallega de la autovía (Mondoñedo-Lindín y Lindín-Carreira) a finales de año.

Tras destacar que recientemente han entrado en servicio los tramos asturianos de Navia-Tapia y Llanes-San Roque, Pastor aseguró ayer que la Transcantábrica es "una de las prioridades de su departamento".

Durante el acto de presentación de un sello dedicado al puente de los Santos en la ría de Ribadeo, la ministra de Fomento se refirió a la autovía entre Galicia y Asturias como el "eje fundamental y vertebrador de las comunicaciones de toda la cornisa cantábrica". "Y por esos estamos trabajando para terminarla lo antes posible", garantizó. "Si todo va bien, y espero que sí, abriremos lo que queda, menos un tramo en Cantabria, estoy segura, si no hay ningún problema técnico, a final de este año". El tramo cántabro de la A-8 en obras (28 kilómetros entre Solares y Torrelavega) no estará finalizado, previsiblemente, hasta 2015.

La crisis y la complejidad técnica están detrás de los retrasos sufridos respecto al calendario inicial. Son precisamente los 15 kilómetros que discurren entre Mondoñedo y Carreira los que acumulaban más retraso y, por tanto, los últimos que entrarán en servicio. Las obras en el tramo Mondoñedo-Lindín fueron paralizadas en abril de 2009 por la mala calidad geotécnica del terreno. A pesar de que la presencia de materiales con poca consistencia ya había sido detectada en el proyecto inicial, las excavaciones hechas por las empresas concesionarias y los nuevos reconocimientos geotécnicos y geológicos revelaron una situación más desfavorable de los que se esperaba. Esta situación llevó entonces a Fomento a realizar un nuevo proyecto constructivo que permitiera solventar las dificultades para excavar la ladera del monte Padornelo. ¿Cómo? Sustituyendo los tres terraplenes a media ladera por tres nuevos viaductos. Este cambio en el proyecto unido a los reajustes presupuestarios de Fomento provocaron un nuevo retraso en la apertura definitiva de la Transcantábrica.

El plazo inicial del anterior Gobierno para la conclusión de la A-8 era finales de 2008. Pero no pudo ser y un nuevo pronóstico apuntaba el fin de las obras para un año más tarde. Después llegó el compromiso de 2010, al que le siguió el de 2011 y después 2012. Y con el nuevo Ejecutivo, Fomento se fijó concluir las obras en 2013.