Tanto Miguel Fidalgo como Ángeles Marra, los dos senadores socialistas que llevaron ayer la polémica de las preferentes y el futuro de NCG a la Cámara Baja, apuntaron al presidente de la Xunta como responsable de la situación por "la operación desastrosa" de la fusión "forzada". "Posiblemente el proceso de debilidad de las cajas fue lo que justificó buscar sinergias y tratar de conseguir una situación más sólida a través de la fusión. O bien por la calidad crediticia de la cartera o bien por el deterioro de la situación económica las necesidades de capital son las que son", se limitó a contestar Jiménez Latorre.

Las repasó. 1.162 millones de FROB1, 2.465 del FROB2, la transferencia de 10.400 millones del lastre inmobiliario a la Sareb -con un valor neto de 5.100 millones- y los 1.107 en el canje de los híbridos por acciones que dejó la inyección europea en 5.400 millones y no los 7.176 fijados por Oliver Wyman.

"Dentro de lo que es la aplicación de los plazos de reestructuración, hay cinco años para que estas entidades que están en procesos de resolución ordenada o bien entren en la órbita de una entidad que garantice su viabilidad en un proyecto más amplio o bien han de liquidarse", asegura el secretario de Estado. Mientras, el Gobierno quiere avanzar en la reestructuración, que, asegura, salvó 3.300 puestos de trabajo -el empleo que se mantiene en NCG- porque la alternativa sería peor. Jiménez Latorre asegura que los datos de enero del banco "son positivos", con 500 millones de financiación a familias y empresas. "La idea es mantener, preservar el valor de la entidad, conseguir la gestión más profesional y más eficiente para enajenar la entidad tan pronto el mercado esté en una situación de mayor apetito", afirma.