Los aplausos y vítores han durado poco al alcalde de Oia. Alejandro Rodríguez amenazó el pasado 22 de febrero con abandonar el PP y dejar al partido sin representación ni gobierno municipal si no se producía una solución al problema de las preferentes "en un plazo razonable". Lo hizo tras verse obligado a suspender un pleno por la presión de los afectados por preferentes y subordinadas y eso le valió la admiración y complicidad de los manifestantes, que llegaron a corear su sobrenombre, Leandro, en actos públicos como la Festa da Arribada de Baiona. Pero ayer todo cambió.

De los altares a donde le habían subido los ahorradores, cayó al suelo y se vio obligado a suspender un pleno por segunda vez por las protestas de los estafados por Novagalicia Banco. En esta ocasión le exigían "un paso más" en su compromiso. Querían que diese un plazo corto y concreto a la Xunta para resolver el asunto, un ultimátum para hacer efectiva su baja en el PP si no se les devuelve su dinero.

Pero no lo consiguieron. Alejandro Rodríguez les dejó claro que mantenía su promesa de abandonar el partido y el apoyo a su causa. No obstante, se mostró firme y les respondió que no iba "a consentir coacciones de ningún tipo". Les mostró las cartas enviadas a los dirigentes de la Xunta y del Gobierno central el pasado 26 de febrero y dijo que esperaría la respuesta para actuar. "No admito que el Ayuntamiento de Oia se convierta en el pito del sereno de la provincia de Pontevedra", recalcó.

Hubo momentos de tensión, insultos, los afectados dijeron al regidor y sus cinco ediles que "Feijóo y Louzán les habían tirado de las orejas" y la sesión plenaria quedó suspendida, con los presupuestos municipales pendientes de la próxima convocatoria, prevista la semana que viene.