Tras la dimisión de Xosé Luís Méndez Ferrín como presidente de la Real Academia Galega el pasado miércoles advirtiendo de que su razón de ser, la defensa del idioma, está en peligro, la institución está fracturada, y cerrar la crisis será difícil. La elección de su sucesor por consenso se presenta complicada, pues los ánimos están muy revueltos en la RAG. Todo empezó con filtraciones sobre supuestos casos de enchufismo y críticas al coche oficial, y aunque el Pleno del miércoles aprobó por unanimidad las cuentas de 2012, Ferrín decidió irse como presidente y como académico y tras denunciar una campaña de acoso contra su persona.

El sector afín al expresidente sentenciaba ayer que "a Academia non se recuperará endexamais da vergoña das traizóns e das filtracións". Como prueba de ello, confiesa que parte de los académicos siguen estando "avergoñados da presidencia de Domingo García Sabell". Y suman a esa antigua vergüenza, la que sienten ahora porque "a presidencia de Méndez Ferrín rematara así, polo menos os ben nacidos. Pero hai xente que ten tanta ambición, que xa non lle queda sitio para a vergoña".

"¿Repoñerse disto?, imposible. Esta é unha mancha histórica", asevera una fuente afín a la ejecutiva saliente, advirtiendo que mientras continúe formando parte de la RAG no permitirá que "se esqueza a vergoña desta traizón ó gran presidente que foi Ferrín". Admite que no va estar haciendo este reproche "a todas as horas, pero si posiblemente todos os días, ademais de facer outras cousas, claro". Y avisa de que vigilará para que la Academia "non se converta nunha cosa decaída, vergoñenta, miserable", en lugar de ser un "organismo vivo".

No tienen ninguna duda de que "o novo piñeirismo" ha colaborado en una "cacería" para cobrar "unha peza fundamental". Y uno de los fieles al expresidente declara: "Aquí houbo unha guerra, é evidente que a perdemos, pero non para sempre".

La evidencia demuestra que la convivencia en el seno de la RAG ha quedado "arrasada". La prueba de la fractura que sufre es que muchos académicos pudieron comprobar en la ceremonia de ingreso de Fernández Ferreiro que el entonces presidente no se saludó con los dos o tres numerarios que se significaron más en esta crisis.

Atribuyen a sus rivales "un poder na sombra, capaz de destruír a un rexemento. Teñen un partido que se chama Compromiso por Galicia, teñen conexións secretas coa Xunta, e estiveron no BNG hasta onte". No albergan la menor duda de que "hai unha conspiración" y esa es la razón por la que el expresidente ha renunciado, sostienen, "para desbaratarlle os plans". Y vaticinan que "ningún deles (en alusión ós criticos coa xestión de Ferrin) vai ser presidente da RAG", porque "é unha cadeira que lles queima a todos eles".

Por eso, uno de los numerarios que quiso dejar la RAG con Ferrín, reconoce que reconsideró su postura. "Máis ca pedirmo o expresidente, mandoume quedar". Y tiene claro que "o terreo non se abandona sen combate. Antes de marchar, que me boten. Mentres tanto vou seguir dando guerra".

Otro académico revela que la frase que pronunció Ferrín en su despedida, al decir que la RAG estaba "en perigo", aludía a que está en juego "a independencia da institución, que se pode acabar convertendo nun apéndice da Xunta", a la que "non lle gustaron nada os recursos que presentamos contra o decreto do plurilingüismo; se fora outra presidencia igual non se presentaban".

Una de las personas que pidió explicaciones sobre las cuentas de la RAG, Víctor Fernández Freixanes, se limita a señalar: "Non quero facer declaracións. Ese é un tema interno noso, resolvémolo dentro e punto. Non quero falar. Non o fixen antes e tampouco o vou facer agora".