La obligación de etiquetar los productos que agricultores y ganaderos venden de forma directa al consumidor en ferias y mercados ha dividido a los sindicatos agrarios. Mientras, Unións Agrarias y Xóvenes Agricultores están conformes con una norma que, en su opinión, ofrecerá mayores garantías al consumidor, desde el Sindicato Labrego Galego denuncian que esta exigencia conllevará unos "sobrecostes" para las pequeñas explotaciones que se dedican a esta actividad "que será difícilmente asumible".

"Intentan convertir una feria en un supermercado", se queja Quique Outes, técnico que trabaja para el Sindicato Labrego y que se dedica a la venta directa de sus productos. Según explica, el proyecto de decreto que prepara la Consellería de Medio Rural "no aporta nada al consumidor". "Yo puedo coger unos tomates que no se producen en mi explotación y venderlos con una etiqueta como si fueran míos", dice.

Desde UU AA, sin embargo, el secretario de Agricultura, José Ramón González, defiende que "todo lo que sea control de cara a que el consumidor vea clara la trazabilidad del producto está bien".