Cuando trabajaba de hostelero en sus años de emigración, lo más probable es que Antonio Sánchez no pensase nunca que paralizaría un pleno del Parlamento gallego con lágrimas en los ojos, anunciando "sangre" e incluso amenazando con "reventar" a los diputados con una "escopeta". Pero ayer Antonio lo hizo por 60.000 euros. Esa es la cantidad que tiene paralizada en preferentes y que todavía no sabe si recuperará. "Va a haber mucha sangre. Voy a coger una escopeta y os voy a reventar a todos. Vosotros dormiréis bien y cenareis en Navidad, pero a lo mejor yo duermo debajo de un puente", gritó desde la tribuna de invitados de la Cámara.

Eran más allá de las 11.40 de la mañana cuando el conselleiro de Economía, el debutante Francisco Conde, respondía al PSdeG sobre la cifra de laudos del sistema de arbitraje gallego a los "estafados" por participaciones preferentes y obligaciones subordinadas. Acaba su turno. Se sentó. Un decena de personas, alguna ya habitual en la Cámara, escuchaba sus explicaciones, negando con la cabeza, diciendo que mentía entre dientes. Invitados por el PSdeG, aguardaron a que acabase Conde y luego sus nervios actuaron y paralizaron la sesión.

"Sois todos unos estafadores, devolvednos nuestro dinero, no vamos a claudicar", empezó a vociferar hacia el hemiciclo una de las afectadas, atendida luego por un ataque de ansiedad, ante la sorpresa de diputados y servicios de la Cámara. La mayoría de sus compañeros eran vecinos de Santiago, aunque también los había de O Rosal y Baixo Miño. Quien más alzó la voz fue Antonio, que relató la historia de muchos afectados, ajenos a los juegos inversores de quienes conocían los riesgos de las preferentes y ahora también desean recuperar su dinero. "Yo no soy inversor. Vino un familiar a buscarme a casa y metí ahí mi dinero. Fui emigrante y trabajo en la hostelería. Quiero que me devuelvan todo mi dinero, íntegramente", exigió, alterado, entre la nube de periodistas que se le acercaron.

El popular Miguel Santalices, que sustituía a Pilar Rojo al frente de la Mesa, suspendió la sesión durante casi un cuarto de hora. Mientras los servicios de seguridad de la Cámara y los ujieres trataban, con delicadeza, de que los protestantes abandonasen la zona de invitados, los diputados del PP abandonaron el hemiciclo. Algunos de la oposición se quedaron en sus asientos. La mayoría del BNG, con Francisco Jorquera a la cabeza, subió para templar a Sánchez, cada vez más alterado. Xosé Manuel Beiras (AGE) habló durante unos segundos con él. La socialista Carmen Gallego los acompañó hasta la salida.

Sánchez no se templaba. "Me piden ahora que pague un 45% de impuestos y no tengo mis 60.000 euros. Me da igual que me dé un infarto", dijo. "Echadnos una mano", se despidió otra de las afectadas a un periodista.