En un inquietante círculo vicioso que complica la salida de la recesión, el tejido productivo suspira por el apoyo del sistema financiero, que, a su vez, analiza al máximo cualquier petición de crédito para evitar que la morosidad siga en aumento y merme todavía más el negocio por las provisiones destinadas a blindarse, precisamente, contra los impagos. La eterna duda en el proceso de reducción de la deuda privada en la que está anclada España. ¿Hay demanda solvente para nuevas operaciones? El problema es tan grave que incluso el Banco Central Europeo advertía hace un par de semanas del estrangulamiento para las empresas en toda la Eurozona, pero especialmente para las pymes y en el caso Grecia y en nuestro país, donde las garantías que se piden a cambio se han disparado. Galicia, que sufre desde el comienzo de la crisis el mayor recorte de crédito en el conjunto del Estado, es un claro ejemplo. Pese a la caída en picado de las peticiones de financiación, una de cada cuatro se queda en el cajón por la negativa de las entidades.

"La reducción probablemente se ha debido a varios factores. Por un lado, las dificultades en las entidades financieras por el volumen de riesgo que tomaron -explica José Manuel García Orois, director gerente de la Cámara de Comercio de Vigo-. Por otro, la retracción general. Quizás anteriormente existió demasiada alegría en la concesión de créditos. La gente no tenía miedo a solicitar nuevos instrumentos financieros y ahora sí".

Al comienzo de este año, en Galicia existían un total de 194.511 empresas, de las que el 99,8% son consideradas pymes, con menos de 200 trabajadores y el pulmón de la economía regional. Desde 2008, cuando empezó la embestida de la crisis, el número de sociedades se redujo en casi 8.900, según el Instituto Nacional de Estadística. Hay 3.000 menos de entre tres y cinco empleados, 1.400 por debajo en el caso de las que llegan hasta los nueve asalariados, y 1.000 menos tanto entre las que van de los 10 a los 19 operativos, como las que llegan al medio centenar de personas en plantilla.

La mayoría se lo piensa, y mucho, antes de recurrir al endeudamiento para aguantar la actividad. Lo que explica que en el primer trimestre del actual ejercicio prácticamente la mitad de las pymes intentaran lograr financiación y que a cierre del tercer trimestre el volumen se haya desplomado hasta el 27,7%, como recoge el Consejo Superior de Cámaras en su seguimiento a la evolución del crédito a las pymes. Una radiografía realizada a partir de la opinión de los empresarios de toda España y con una elevada representación de los de Galicia, donde, además, sus organizaciones profesionales y las diferentes patronales recuerdan que el crédito está siendo "muy castigado" por la reforma financiera y la situación en general de la economía. En los últimos dos años, los préstamos al sector privado en la comunidad -que incluyen los firmados con familias- se desplomaron un 13,9%, con 9.700 millones de euros menos en circulación.

De las pymes que sí se lanzan a pedir un crédito, el 63,5% consiguen la aprobación de la entidad financiera, pero con condiciones más duras. Insoportables para un 0,8%, que optan por no aceptarlas. Un 25,5% reciben directamente un no como respuesta, frente al 15,8% de tasa de rechazo un año antes. Finalmente, hay un 4,5% a la espera de respuesta.

"Nosotros tenemos contacto constante con las entidades y ellas mismas nos dicen que los clientes se han vuelto más prudentes, que notan la bajada en las peticiones", asegura García Orois. "Es que a veces creemos que la prima de riesgo nos queda lejos, pero tiene su efecto -continúa-. Tiene que ver mucho con todos nosotros. No nos van a prestar dinero más barato si ese diferencial es cada vez más caro". Y precisamente por eso, porque el dinero se encarece, el negocio que busque financiación está abocado a una mayor rentabilidad para abonar los intereses. "Cada vez más, se buscan fórmulas alternativas -explica el gerente de la Cámara de Vigo-. De ahí que el apoyo a los emprendedores sea de las pocas dotaciones que no bajan en las administraciones, pese a que la tramitación de esas ayudas no es fácil".