En una de las campañas más reñidas de la democracia en Galicia, en la que cada voto se venderá muy caro, los partidos tendrán que apañárselas, paradójicamente, con uno de los presupuestos más ajustados de la historia. El gasto estimado por PP, PSdeG y BNG para estos 15 días no llega a los tres millones de euros, un presupuesto muy alejado de los 5,45 que invirtieron en sus maquinarias electorales en las últimas elecciones y también inferior a los 3,18 millones que les correspondería en subvenciones públicas si se repitiesen los resultados del año 2009. Y es que tras una legislatura marcada por los recortes y las medidas para reducir el gasto público, la austeridad se ha impuesto también en la campaña gallega.

El primer tijeretazo llegó de la mano de Facenda, que en la orden que actualiza las subvenciones para sufragar los gastos electorales anunció una reducción del 20% respecto a las cuantías de 2009. Apoyándose en la merma de los ingresos autonómicos y en los sucesivos ajustes a la baja que han sufrido los presupuestos desde entonces, la Xunta justifica una rebaja que, en la práctica, supondrá para los tres partidos un millón de euros menos en ayudas públicas. Según el último informe del Consello de Contas, que fiscaliza a posteriori los gastos electorales de todas las campaña, en 2009 el PP recibió una subvención de 1,83 millones de euros para el envío de propaganda y por el número de diputados y de votos obtenidos; al PSdeG le correspondieron 1,39 millones por este mismo concepto; y al Bloque 957.287. En total, los tres partidos se repartieron 4,18 millones de euros que con la actualización a la baja aplicada por Facenda y tomando como referencia el reparto de escaños y votantes de hace tres años y medio se reducirían en esta ocasión a 3,18 millones.

Con este panorama y una ayuda estimada de apenas un euro por votante (1,18 euros, para ser exactos), socialistas, populares y nacionalistas se han lanzado a la caza del voto jugando con los elementos propagandísticos de siempre (vallas publicitarias, banderolas, cartelería, mítines y actos por todo el territorio...) pero también con mucha más contención a la hora de gastar.

El recorte más drástico ha sido el del Bloque, que si hace tres años y medio ya era la fuerza política más austera en la campaña, (1,49 millones de euros declaró en gastos ante el Consello de Contas) en esta ocasión se ha fijado como tope máximo 750.000 euros, la mitad, explica el partido, del límite que marca la ley.

La tijera se notará también en las cuentas socialistas, con un presupuesto para los gastos electorales de estas dos semanas que no superará los 1,1 millones de euros, casi la mitad que los 2,08 millones que justificó tras la última cita electoral.

Los populares, por su parte, son los únicos que declinan poner cifras a su presupuesto de campaña "hasta el final" pero estiman que el recorte respecto a los gastos de 2009 -1,87 millones, según Contas- rondará el 46%, "por el momento económico que vivimos" y para que "el partido sintonice con lo que está pasando la sociedad".

Las partidas más cuantiosas no cambian y es la publicidad exterior (vallas, marquesinas y cartelería en general) y los anuncios en medios audiovisuales y escritos las que acaparan el grueso de los gastos de los tres partidos, aunque todos reconocen una reducción tanto en el número de elementos publicitarios como en la cuantía destinada a sufragarlos.

Las caravanas electorales de los candidatos, en cambio, se resienten menos. Fuentes de la campaña socialista explican que, sobre todo, se apuesta por actos que permiten hablar "cara a cara" con los ciudadanos y se trata de "multiplicar las acciones electorales para abarcar todo el territorio posible".

Condenados a hacer de la necesidad una virtud, las redes sociales y la apuesta por internet también acaparan un especial protagonismo en la campaña de los tres grandes partidos, que tratan de aprovechar las posibilidades que ofrece la tecnología para "suplir las carencias económicas". "Consigues el mismo efecto, llegas a muchísima gente y además, es más barato", apuntan desde el PP.

Pero la red no es un territorio vedado para las otras 23 siglas que concurren a los comicios autonómicos. Por el contrario, las formaciones de nuevo cuño e incluso aquellos que presumen de no tener una organización política al uso detrás recurren a internet, facebook o twitter como principales e incluso únicos vehículos de comunicación con el electorado. Un escaparate barato, accesible y alternativo para pedir el voto.