2,6 millones de gallegos están llamados a las urnas dentro de diecisiete de días y desde hoy los políticos los bombardearán con sus recetas para sacar a Galicia de la crisis porque la crisis es la protagonista de esta contienda electoral, tanto que en las horas previas al arranque de la campaña se sucedían tres manifestaciones (naval, ganaderos y afectados por las preferentes) y tanto que el propio candidato a la reelección como presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, advierte de que su rival es "la crisis".

Si pierde la mayoría absoluta no será derrotado, en su opinión, por sus adversarios, sino por una situación económica que ya se ha llevado por delante en Europa a quince gobiernos y que ha suscitado tal desafección entre políticos y ciudadanos que ha permitido la irrupción en las escenas parlamentarias de nuevas fuerzas políticas. En Galicia, es la oportunidad de Beiras, que coaligado con Esquerda Unida, puede volver a sentarse en la Cámara.

Si finalmente, el PPdeG, que hace recaer todo el protagonismo de su campaña en Feijóo, revalida la mayoría absoluta, su política de austeridad, que se ha convertido en el emblema de legislatura, se verá refrendada por los votos, pero también respirará con alivio el PP y Mariano Rajoy, pues los analistas sostienen que Galicia será el escenario donde se medirá el impacto de los recortes aplicados por el Gobierno central y la amenaza del rescate.

Si Feijóo, que en campaña no abusará de ministros venidos desde Madrid, con la excepción del propio Rajoy y Ana Pastor, repite victoria se consolidará como referente nacional y valor de futuro del PP y, de paso, enterrará la posibilidad abierta entre 2005 y 2009 de un juego de alternancias entre populares y bipartitos. El feijoísmo enterrará el fraguismo.

El PSdeG intenta convertir el 21-O en un referéndum sobre los recortes del Gobierno central, que ha aplicado ajustes más severos que desde la Xunta. Si tiene éxito en su táctica, Pachi Vázquez podría insuflar oxígeno al socialismo con su victoria tras el varapalo histórico de las generales, aunque un mal resultado -ahora tiene 25 diputados- supondría el final de la tregua interna. El pulso por el liderazgo en el PSOE gallego se reabriría.

El BNG logró calmar las aguas internas tras la asamblea de Amio, con Francisco Jorquera como líder, querido de puertas para dentro y poco conocido en el exterior. Tiene 12 escaños y su reto es frenar la fuga de votos nacionalistas que la marcha de Beiras y los excompañeros de Carlos Aymericha, ahora en Compromiso por Galicia, puede suponer.

Veintiseis partidos, siete más que hace cuatro años, intentan hacerse sitio en O Hórreo.