La primera, e "importante" inyección a Bankia, el desencadenante final de la grave crisis de financiación que intenta soportar España, es cuestión de días. En ello está el Ministerio de Economía, según apuntaban ayer fuentes del departamento, que ultiman ya la petición formal del primer tramo del rescate europeo para el sector. Una vez que Bruselas formalizó su autorización la pasada semana al megapréstamo de hasta 100.000 millones de euros, el Gobierno tiene ahora que lanzar la solicitud al Fondo de Estabilidad Financiera (FEEF), que guarda en reserva los 30.000 millones a los que asciende la ronda inicial de recapitalizaciones. Y justo después de BFA y su filial, llegará el turno de Novagalicia y el resto de nacionalizadas, es decir, CatalunyaCaixa y Banco de Valencia. "Inmediatamente", aseguran desde el equipo de Luis de Guindos.

Desde mediados de este mes está abierto el plazo para los planes de reestructuración que estas cuatro entidades tienen que presentar de manos del Ejecutivo ante la Comisión Europea para analizar si son viables o no lo son. Y, en el primer caso, los ajustes obligados en contrapartida a la elevada cantidad de fondos públicos que, como reconocen insistentemente desde Economía y el Banco de España, concentrarán en el total de las ayudas. El ministerio no tiene todavía el "calendario preciso" de cuándo se ejecutará la recapitalización de Bankia y, por lo tanto, la de NCG y los otros dos bancos, aunque la intención es "acelerarlo todo lo posible" –algo que también el secretario de Estado del Tesoro afirmaba en una entrevista publicada ayer en Expansión– y adelantarse a las fechas oficiales marcadas en el Memorando de Entendimiento (MoU, por sus siglas en inglés) con el que se selló el rescate.

Teóricamente, la inyección de capital para los "bancos viables" del considerado Grupo 1 –donde se encuentran los controlados por el FROB– se efectuaría entre mediados de octubre y noviembre, el mismo periodo contemplado para una "resolución ordenada" de aquellos que no cuenten con un futuro garantizado a ojos de la Comisión y bajo el asesoramiento del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero el MoU permite que España pueda echar mano a ese primer tramo de 30.000 millones de euros para necesidades urgentes. Las que Economía considera que están en los grupos financieros nacionalizados, según confirman en el ministerio, porque "en gran medida" ya se conocen sus respectivos déficits, como señala el Memorando.

Para el cumplimiento de los dos decretos de saneamiento impulsados por el Ejecutivo para limpiar el ladrillo de los balances del sistema, NCG pidió un respaldo de 6.000 millones de euros. Una cifra que está por encima de los 3.400 que, inicialmente, suponen ambas normativas tanto en provisiones como en capital. Las consultoras internacionales que realizaron el primer barrido a las cuentas del conjunto del sector, Oliver Wyman y Roland Berger, podrían haber detectado, en cambio, una necesidad mayor. Las filtraciones de su estudio apuntaban hasta 9.000 millones de euros, aunque las cantidades finales dependerán del análisis en profundidad y entidad por entidad que en estos momentos están realizando las cuatro principales auditoras que operan en España. A Novagalicia le corresponde KPMG, la misma que avaló la fusión para la Xunta. Su trabajo pasará luego a manos de nuevo de Oliver Wyman, que someterá los activos detallados a otro test de estrés para concretar las inyecciones definitivas.

El MoU también marca para el próximo mes de agosto los primeros pasos de la sociedad de gestión de activos inmobiliarios, o banco malo, al que deben trasladar las entidades con ayudas su exposición al ladrillo. Tanto inmuebles y suelo directamente, como créditos ligados a promotores y constructores que estén entre los impagados, además de otras posibles partes del balance. Economía y el regulador están en estos momento eligiendo los asesores externos que se encargarán de las riendas de la firma.

El recién elegido gobernador, Luis María Linde, reconocía públicamente hace un par de semanas que el Banco de España no tiene la capacidad y preparación suficiente como para encargarse directamente de la tarea. La sociedad, según él mismo confirmó, tardará "algunos años" en digerir toda la cartera que reciba, previsiblemente a un precio a medio plazo para evitar la tasación cero que en estos momentos establecería la parálisis del mercado.