Francisco Caamaño toma las riendas del PSdeG en A Coruña apostando por las primarias para elegir al cabeza de cartel a la Xunta, pero sin aclarar si optará o no a ese puesto.

–En su primer discurso como nuevo secretario provincial proclamó: "Vamos a ganar las elecciones a la Xunta". ¿Está pensando ya en las primarias?

–No... Estoy pensando en los socialistas. Creo que tenemos una oportunidad de derrotar a la derecha de Feijóo, una derecha diluida y sin ninguna opción positiva para este país. Y hasta ahora la única persona que ha manifestado su intención a ser candidato es Pachi Vázquez. Cuando llegue el proceso de primarias y esté abierto pues ya se verá, pero yo lo que quería era generar ilusión diciéndoles que vamos a por todas en todas las elecciones. Era el único sentido de la frase.

–La militancia no lo interpretó así a juzgar por cómo lo aclamaron "presidente"...

–No lo sé. Lo que sí puedo decir es que en este momento estoy muy orgulloso de poder ser secretario provincial del PSdeG y trabajar con 90 agrupaciones. Ya no es poco reto. Eso es lo que en este momento me ilusiona y me apasiona.

–¿Pero sigue teniendo la misma disposición que hace dos meses a competir por la Xunta si la agrupación le apoya?

–Yo voy a estar siempre a disposición de la agrupación provincial y a las decisiones que tomemos juntos. Soy un firme defensor de las primarias, creo que deben existir lo cual no quiere decir que Fran Caamaño tenga que ir a las primarias. Haré lo que quiera la agrupación coruñesa porque es como se deben hacer las cosas, no plantear aventuras personales, sino pensar en la mejor respuesta que el partido debe dar ante las próximas autonómicas y juntos tomar una decisión.

–Hay una corriente en el PSdeG coruñés que ve contraproducente que varios candidatos compitan en primarias si hay adelanto electoral...

–Creo que hay argumentos en esa corriente que tienen que ver con la sensatez, con la estabilidad política, con la necesidad de primarias pero también de un proceso electoral al que tenemos que llegar en las mejores condiciones. De eso es sobre lo que tendremos que reflexionar cuando llegue el momento. Peor es una decisión completamente en el aire.

–Este congreso estaba llamado a recomponer la unidad del PSdeG coruñés. ¿Se ha logrado?

–Creo que sí porque aunque hubo un intento de los tres candidatos de buscar la unidad previa, las bases querían decidir, que nadie les hurtase la posibilidad de pronunciarse y lo entendimos. Hay dos candidatos que están en el entorno del 20% y una amplia mayoría que apoya al actual secretario general. Pero en todos los congresos socialistas lo importante es que al día siguiente siempre estamos unidos. Es un diálogo entre compañeros, no una lucha entre rivales y por eso la unidad existe.

–El preacuerdo para presentar una lista única al congreso y la decisión de romperlo, ¿cree que fueron bien entendidas por la militancia?

–Creo que sinceramente no les gustó. Los tres candidatos lo hicimos con la mejor intención, pero la militancia nos dijo que lo que querían era hablar a través del voto. Y cuando lo hicimos, los militantes nos lo agradecieron. La democracia no puede ser traicionada ni siquiera cuando hay buenas intenciones.

–Pero si las bases querían votar, ¿por qué sentarse a negociar horas antes? ¿No tenía esa sensación cuando lo llamó la dirección gallega?

–No. Nos llamó el secretario general y después el secretario de organización del partido socialista y me dijeron: "a las otras dos listas les gustaría llegar a un acuerdo y creemos que es positiva la integración, ¿por qué no habláis?". Y esa fue la voluntad positiva y hasta un poco inocente de los tres. Pero lo importante es que cuando escuchas a la militancia y te dicen que lo que quieren es votar, lo acatas.

–¿El malestar de los otros candidatos por la ruptura del pacto fue lo que evitó al final una ejecutiva de integración?

–La reacción de los dos fue muy interesante. Formoso me dijo: "yo no necesito poner a nadie porque ya me siento representado por ti y por la ejecutiva que vas a hacer". Es un gesto que le honra, y en la misma línea de razonamiento se movió Lage. Los dos, desde ese afán de colaboración, me quisieron dar un margen de confianza, que tuviese una ejecutiva propia con esa amplia mayoría, para poco a poco ir hablando. Me pareció un gesto muy generoso.