Las críticas de la Generalitat de Cataluña y del Ayuntamiento de Barcelona (ambas instituciones en manos de CiU) al proyecto del AVE gallego por el elevado nivel de inversiones que exige no son nuevas. Son las últimas manifestaciones de una "campaña" que se inició hace ahora un año para intentar paralizar el proyecto de infraestructuras más importante de la comunidad autónoma. En marzo del pasado año, el anterior ministro de Fomento, José Blanco, ya denunciaba la existencia de una "campaña de presiones" que atribuyó a "algunos poderes mediáticos y círculos económicos" que sostenían que Galicia podía esperar por el tren de alta velocidad y que no había justificación para un gasto "faraónico" de 6.000 millones de euros, especialmente en una época de crisis.

Blanco no puso nombres a los instigadores de la campaña, pero su entorno deslizó que las presiones procedían sobre todo del Levante español, que reclamaba un mayor compromiso con la línea del AVE que conectará Cataluña con Andalucía. Y si bien CiU es el partido más combativo con el AVE gallego, ya sea a través de las instituciones catalanas o del Congreso, también el PP expresó en algún momento sus reservas ante el proyecto gallego por boca del ahora presidente de Extremadura, José Antonio Monago.

Si José Blanco denunció la existencia de presiones contra el tren de alta velocidad gallego el 2 de marzo de 2011, una semana después CiU se quejaba en el Congreso de las inversiones previstas para el AVE gallego. "Deberíamos ser capaces de abandonar ciertos proyectos multimillonarios que no llevan a ninguna parte", recriminaba el diputado de CiU Pere Macias a José Blanco en la Cámara baja, al tiempo que le pedía que detrajese fondos del AVE gallego y los destinada a los trenes de cercanías de Cataluña.

Tres días después era el PP quien disparaba contra la alta velocidad de Galicia. La número dos de los populares, Dolores de Cospedal, y el presiente del PP de Extremadura, José Antonio Monago, acusaron a Fomento de dar prioridad al proyecto del AVE por el hecho de que José Blanco es gallego y se quejaron del trato recibido por las demás regiones. Y no fue hasta cinco días después, el 16 de marzo, cuando Cospedal salió a la palestra para aclarar que ella no había atacado al AVE gallego, sino que las palabras fueron pronunciadas por Monago en un acto del PP y que por error también se le atribuyeron a ella.

Mientras tanto, el tejido empresarial y los gobiernos autonómicos del Levante presionaban también a Fomento para que se volcara en la ejecución del AVE del Mediterráneo, una línea que consideran mucho más capital para la vertebración de España, tanto por el número potencial de viajeros como por la actividad económica que representan las regiones del Este peninsular.

Los ataque se volvieron a repetir más tarde. Este vez de la mano de Esquerra Republicana de Catalunya, que se sumó a la campaña mediática y empresarial denunciada por Fomento, a las críticas del PP de Extremadura con el silencio cómplice de Dolores de Cospedal y a la primera reprobación de CiU.

El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, tiraba de ironía para arremeter contra el AVE gallego y censurar a Fomento por no tener dinero para desdoblar un carretera nacional en Girona. "Al mismo tiempo que el ministro decía que no había dinero para la N-II, aunque es una prioridad, cosa que hace reír, el Gobierno español licitaba por 7.500 millones el tramo del AVE entre Olmedo y Ourense que, como todo el mundo sabe, es un trazado no solo muy competitivo, sino eficiente, muy transitado y una auténtica prioridad", se quejaba Ridao con sorna.

Hasta ahora, los dardos eran todos contra Blanco, pero ahora le tocan a Ana Pastor como nueva ministra de Fomento y tras presentar sus primeros presupuestos en los que se consignan casi 1.600 millones para el AVE gallego. La Generalitat considera que la inversión en Galicia es excesiva y el alcalde de Barcelona, Xavier Trías, la calificó como de "dudosa utilidad pública", además de mostrar su "sorpresa" por lo abultado de unas cifras que, dijo, no puede entender, y anunciar un frente para intentar que Pastor cambie su prioridades.

Caballero y Figueroa se unen contra Xavier Trías

Casi siempre en discordia, las palabras del alcalde de Barcelona contra el AVE gallego han servido para poner de acuerdo al regidor de Vigo, Abel Caballero, y al portavoz municipal del PP, José Manuel Figueroa. Ambos emplazaron a Xavier Trías a olvidarse de la alta velocidad gallega y a preocuparse de sus asuntos.

"No le asiste ni la razón ni la lógica. Le pido al alcalde de Barcelona que reflexione y no repita estas declaraciones. Que las deje en el cajón de los errores", replicó Caballero, quien recuerda a Trías que Galicia nunca protestó el AVE de Barcelona. "Que se preocupe de sus cosas, porque ya va siendo hora de que los gallegos tengan su AVE", expuso Figueroa. Para el diputado del PP en el Congreso Celso Delgado, lo único de "dudosa solvencia" son las palabras de Trías.