Al Gobierno no le queda otro remedio que darse prisa en pactar una solución que llene las arcas del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), el colchón para blindar el ahorro en el sector financiero ante posibles quiebras y financiador ahora de la reestructuración para evitar el impacto de las intervenciones en el bolsillo público. Más que nada, porque las dos siguientes subastas, la de Banco de Valencia y CatalunyaCaixa, están ya en marcha, y porque cualquiera de las dos opciones que ofrece Novagalicia para su futuro –puja convencional o concurso limitado a un 40% del capital entre inversores minoritarios– requiere un apoyo extra para afrontar posibles pérdidas futuras. "La fórmula está en estudio", avanza el secretario de Estado de Economía, que da por hecho que se definirá "en breve". "Estará resuelta antes de las subastas –añade Fernando Jiménez Latorre– con el mínimo coste para el contribuyente". Los bancos asumen que sus cuotas al FGD volverán a hacerse cargo de los procesos abiertos, como en la CAM y Unnim, y están dispuestos a "sacrificarse". No sin lanzar unas cuantas advertencias, que suenan a condiciones en su oferta de colaboración.

"El parto está siendo más largo de lo necesario", se quejaba ayer el presidente de la patronal bancaria, durante las jornadas financieras organizadas por ABC y Deloitte. Como en anteriores comparecencias públicas, Miguel Martín apeló a la desaparición de las "entidades débiles", a las que responsabiliza del verdadero lastre para el conjunto del sector. "En el caso de que a la banca se le pida un sacrificio, como se le está pidiendo a toda la sociedad española, lo hará –admite, en relación al más que probable adelantamiento de las cuotas al FGD de futuros ejercicios–. Si te lo piden, lo único que puedes decir es ´a tus órdenes´".

Y la Asociación Española de Banca (AEB) –en la que no están representadas las antiguas cajas– "acatará lo que el Gobierno diga". A cambio, "lo fundamental", señala Martín, es que Moncloa "acierte y exija las cosas que tiene que exigir". Casi tres años después de que comenzara, para la patronal bancaria llegó el momento de cerrar la reestructuración, "cuantos antes se termine mejor". La "luz al final del túnel" vendrá después del saneamiento de la cartera inmobiliaria para que el sector sea más rentable.

Porque ahí deja la AEB los problemas de rentabilidad del negocio, en los "enormes esfuerzos" de limpieza, y no en el margen financiero. "Los activos inmobiliarios no están distribuidos de forma homogénea", recuerda. Las entidades que, precisamente, son incapaces de sanearse, "porque no son viables", suponen, según Martín, el "lastre" del sistema desde el estallido de la crisis. Que no se acabará "hasta que desaparezcan".

El mensaje del portavoz de la AEB coincide al detalle con el que se lanza desde las cúpulas de los principales bancos del país. Así que las jornadas de ayer se convirtieron en un reclamo constante en la defensa de las entidades "sanas" y el peso que para ellas supone la reordenación financiera. Los que "exclusivamente" asumen el coste, destacó Jaime Guardiola, consejero delegado del Sabadell.

Su homólogo en el BBVA da un paso más allá y reclama una "solución definitiva" para las entidades cojas –sin menciones expresas nunca, ni siquiera a las intervenidas y las nacionalizadas– bajo criterios "de estricta eficiencia económica". Que se delimite "claramente" el futuro de cada una para romper con las barreras a la financiación en los mercados, dice Ángel Cano –de nuevo ayer, los analistas advirtieron del cierre del grifo en los préstamos mayoristas para el sector financiero español ante la presión sobre la deuda soberana y las dudas de la economía–, que reconoce que con todo lo ocurrido la reputación de la banca está "maltrecha".

¿Y cuál será finalmente la fórmula para alimentar el FGD? El número dos de Banesto aportó ayer algún detalle, pero muy poco concreto. "Lo que está claro –asegura José García Cantera– es que va a haber que adelantar el dinero porque en este momento no existe". Los 2.000 millones de reservas, de los que más de 1.000 irán al Sabadell para cubrir pérdidas de la CAM, son evidentemente insuficientes para, al menos, subastar la gran fusión catalana y la filial de Bancaja. "Se está trabajando", señala García Cantera, que apunta a ese adelantamiento de las cuotas, en lugar de un incremento de la aportación anual correspondiente a cada entidad.

Sin más reformas

Al secretario de Estado de Economía le tocó también por el envite que el gobernador del Banco de España arrojó el pasado lunes en las mismas jornadas con la petición de un giro de tuerca en la reforma de las antiguas cajas para que dejen de contar con participaciones significativas en el accionariado de los bancos a los que transfirieron el negocio. Jiménez Latorre descartó que vaya a haber reformas adicionales para las antiguas entidades de ahorro y recuerda que cualquier sugerencia del regulador es "una propuesta sin incidencia práctica". Un cambio al que la CECA, la patronal de las cajas, también se niega en rotundo.