El Arzobispado de Santiago se halla inmerso en un "amplio proyecto" para inscribir en el Registro de la Propiedad los bienes eclesiásticos, según proclama el boletín oficial de la archidiócesis de febrero. Por ello exhorta desde sus páginas a los sacerdotes de la archidiócesis a "colaborar" al "máximo". Al respecto, les piden que "cuiden adecuadamente las documentaciones y escrituras de los bienes muebles e inmuebles, impidan la introducción de servidumbres, vigilen la defensa de las aguas de regadío y de las traídas de las rectorales, estén atentos a la legislación sobre arrendamientos y procuren tener al día los contratos de alquiler y arrendamiento y presten especial atención cuando se elaboren las normas urbanísticas en los respectivos concellos".

El objetivo es obtener un dibujo claro del patrimonio de la archidiócesis, que se extiende desde Santiago a parte de A Coruña y de Pontevedra, porque se está trabajando en una actualización de la normativa eclesiástica que se aplica al conjunto de bienes de la Iglesia que tienen como objetivo ayudar al sostenimiento de los clérigos.

Desde el Concilio Vaticano II, la tendencia de la normativa canónica es trascender el sistema beneficial para que los eclesiásticos vivan de lo que se le retribuye como contrapartida a la prestación de su servicio ministerial y no de rentas. Esas rentas derivadas de las propiedades estarían destinadas, en cambio, a completar la gratificación que se les pasa a los sacerdotes hasta que esta sea suficiente para vivir, una gestión de la que se encarga el Instituto de Sustentación dos Clérigos (ISC). De ahí la importancia de tener todo los bienes patrimoniales correctamente inventariados para la Iglesia.

En lo que sí ha avanzado el inventariado de la archidiócesis compostelana es en lo tocante a su patrimonio cultural e histórico. La colaboración entre Fiscalía, fuerzas de seguridad, Xunta y Arzobispado con vistas a elaborar un protocolo, "Igrexa segura", que facilitase la protección de bienes de valor –a raíz de la desaparición del Códice Calixtino, hace ahora nueve meses– hacía necesario la elaboración de un catálogo exhaustivo, conforme, además, con los requisitos policiales, para seguir el rastro de las piezas si fuese necesario. Según fuentes del Arzobispado, esta tarea ya ha sido completada.

Archivo

El Códice Calixtino desapareció del Arquivo de la catedral. La archidiócesis que dirige Julián Barrio también hace manifiesta su preocupación por otros archivos, tal vez menos estelares, pero sí de gran valor histórico. Así, al respecto el Arzobispado prosigue su campaña de recogida para incorporar al Arquivo Histórico Diocesano los libros y documentos anteriores al año 1900 existentes en los archivos parroquiales.

La archidiócesis compostelana considera que cada vez son más parroquias las que no tienen sacerdote residente y que, además de que las rectorales no siempre disponen de espacios apropiados para concentrar allí los diversos archivos que tiene a su cargo el sacerdote, en otros casos, como ocurre con las rectorales abandonadas, carecen de las medidas necesarias de seguridad.