El tiempo es oro y en política, mucho más. La proximidad de las elecciones autonómicas (todavía sin fecha pero probablemente después de verano) y el retroceso sufrido por socialistas y nacionalistas, llevaron a la oposición a embarcarse en un intenso y por momentos convulso debate interno para renovar caras, ideas y proyectos, con los populares como atentos espectadores y presuntos beneficiados por la división de sus rivales. Ese proceso vivió un punto y a parte el fin de semana, con la reelección de Manuel Vázquez como líder del PSdeG al frente de una Ejecutiva sin lugar para los críticos, y la decisión de la mayoría de Máis Galiza de abandonar el Bloque y concurrir a las autonómicas como partido propio.

¿Pero quién sale políticamente beneficiado por las decisiones orgánicas de la oposición? La respuesta es complicada a juzgar por las diferentes lecturas que hacen los expertos. Los que defienden que la oposición ha ganado peso y posibilidades al dejar atrás meses de incertidumbre, argumentan que, en el caso socialista, vuelve a dar la imagen de alternativa al PP y puede centrarse ya en trabajar, con una nueva dirección "fuerte y legitimada", en un proyecto que ilusione. En cuanto al Bloque, expertos como Fermín Bouza ven "positivo que se abran las puertas a otras marcas nacionalistas" para volver a ilusionar.

Pero para los que, como Barreiro o Bastos, creen que Feijóo es el ganador de facto de estos congresos, el PP lo tendrá fácil para revalidar la mayoría absoluta, aunque más que por méritos propios, por los "deméritos de sus rivales", inmersos en luchas internas y problemas de organización que todavía no están zanjados. Y es que la convocatoria de primarias en el PSdeG para elegir candidato a la Xunta o el trabajo interno que le queda a Máis Galiza para prepararse para las elecciones les hacen pensar que los congresos no serán un punto y final. Otros apuntan, además, argumentos publicitarios. Para Xosé Rúas, experto en Comunicación Política, los procesos de debate interno tienen el inconveniente de que "debilitan la marca política" y durante los mismos se "olvidan los problemas del país". "Y al final hay que gobernar", añade.

Pero todavía hay una tercera postura, la de los politólogos Enrique Varela y Francisco Martínez, que creen que los congresos no han inclinado la balanza en favor de unos u otros pero sí lo harán las decisiones y los pasos que den en los próximos meses. "El reto para los tres partidos será dilucidar si sus estructuras de partido se acercan o se alejan de esa base social que es, al final, la que decide", resume Varela.