Tras la decisión del Gobierno central de suspender de forma temporal, pero indefinidamente, las primas a las energías renovables, que en la práctica supone un parón a los proyectos de nuevas instalaciones, la pregunta que ahora asalta al sector es cuánto durará la mor=atoria. En el real decreto, que entró ya ayer en vigor tras su publicación en el BOE, no se precisa la duración de la suspensión. Tan solo se dan algunas pistas que acreditan que, en el mejor de los casos, durará como mínimo un año. Pero es solo una referencia. Y el sector considera que la moratoria podría durar dos o tres años porque interpreta que lo que busca el Gobierno central es ganar tiempo, y mientras tanto contener el incremento de los incentivos a las renovables, para elaborar un nuevo modelo energético que iría mucho más allá del reglamento de las primas. De esta posibilidad también se habla, aunque sin detalles, en el real decreto aprobado el viernes por el Consejo de Ministros.

La supresión de las primas deja en el aire el desarrollo del concurso eólico gallego, por el que se asignaron 2.325 megavatios, debido a que las promotoras que resultaron adjudicatarias presentaron unas inversiones asociadas sujetas a un modelo de incentivos que se ha anulado temporalmente pero que seguramente cambie en un futuro próximo. Al cambiar el sistema de primas, se modifica en consecuencia la rentabilidad de los parques eólicos, que se rebaja sensiblemente, y eso complica sobremanera la capacidad para conseguir financiación externa con la que costear la propia instalación de los aerogeneradores y la inversión asociada en planes industriales.

En su exposición de motivos, el real decreto del Ministerio de Industria hace solo una referencia temporal a cuánto puede prolongarse la moratoria. "La compleja situación económica y financiera aconseja la supresión de los incentivos para la construcción de nuevas instalaciones al menos hasta la solución del principal problema que amenaza la sostenibilidad económica del sistema eléctrico: su déficit tarifario". Y éste no se comenzará a resolver, como recuerda el propio real decreto, hasta el año 2013, un objetivo que se mantiene y hereda del Gobierno socialista.

Cómo se va resolver el problema del déficit tarifario es una de las grandes incógnitas que deberá resolver el ministerio de José Manuel Soria. Simplificando mucho, consiste en acomodar el precio de la factura que pagan los consumidores al coste real de la producción y distribución de la electricidad, que es más elevado de que lo figura en los recibos. La solución más sencilla sería subiendo las tarifas, pero eso tiene un coste político altísimo y es algo a lo que no atrevió a hacer el Ejecutivo de Zapatero.

Pero mientras el Gobierno no resuelva la pendiente reforma del sector energético, son muchas las incertidumbres que acechan a los consumidores y a los promotores de renovables.

? El concurso gallego

Las condiciones han cambiado y nada tienen que ver con el modelo de primas que regía cuando se convocó el concurso eólico. De momento se han suspendido los incentivos, pero no está garantizado ni que se restablezcan ni que sean los mismos. Todos los proyectos gallegos se han quedado fuera del registro estatal que garantiza el acceso a las primas porque, debido su estado de desarrollo aún incipiente, no tenían derecho a estar inscritos.

El sector espera ahora que la Xunta, que aún no se ha pronunciado, mueva ficha para adecuarse al nuevo marco. Podría relajar las criterios marcados en el concurso en el sentido de ampliar los plazos para ejecutar los parques eólicos, rebajar el nivel de inversiones a las que se comprometieron en sus ofertas los promotores que resultaron beneficiados o dejar sin aplicar el canon eólico, pero en todo caso, la patronal espera que la Xunta realice algún movimiento para rebajar las obligaciones del concurso ante las consecuencias de suspender las primas a las renovables por parte del Ministerio de Industria.

? Seguir con la tramitación

Es una de las opciones. Los promotores del concurso gallego y la Xunta pueden seguir adelante con todas las tramitaciones administrativas, urbanísticas y medioambientales mientras se está a la espera de que el Gobierno central clarifique el nuevo mapa del sector energético. Se trataría de una manera de ir avanzando en el desarrollo del sector en Galicia, para no perder demasiada comba, pero con la incertidumbre de no saber lo que hará finalmente el Ejecutivo de Rajoy.

En el caso extremo, los promotores podrían culminar el desarrollo de sus parques y comenzar la producción de electricidad, pero sin acceder de las primas. Tendrían que colocar la energía a precios de mercado, lo que supone una rebaja considerable de la rentabilidad, puesto que no tendrían incentivos. Esta posibilidad, aunque remota, está ahí, aunque nada tendría que ver con las condiciones iniciales del concurso que llevó a los promotores a ofrecer una inversión total, a cambio de la adjudicación de megavatios, de 5.600 millones de euros, de los que 3.139 se destinarían a la construcción directa de los parques y el resto a los planes industriales asociados.

? La financiación

La suspensión de las primas y la perspectiva de un nuevo modelo energético complica aún más ya la difícil tarea de conseguir financiación externa para acometer las inversiones asociadas y la construcción de los parques. Si hasta ahora era ya complejo el proceso, ahora lo es todavía más porque los promotores pierden uno de sus activos principales para la negociación con los bancos. Ya no tienen garantizado una rentabilidad mínima que ofrecer, cuestión clave en un negocio que necesita, al menos sobre el papel, 5.600 millones de euros. La financiación externa es capital y los promotores quedan ahora desnudos.

? ¿Nuevo modelo energético?

El ministro de Industria, José Manuel Soria, argumentó que la anulación de los incentivos se justifica por la necesidad de reducir el déficit público del Estado y frenar el déficit tarifario que acumula un desajuste de 24.000 millones de euros al que en algún momento habrá que dar solución y pagar esa deuda a los productores. Pero el sector cree que lo realmente está haciendo el Gobierno es ganar tiempo mientras prepara un nuevo modelo energético porque, sostiene, las primas de las renovables no engrosan el déficit público. Pero nada se sabe de por dónde irán los tiros ni, por supuesto, si volverá implantar las primas y si lo hace, en qué términos. Más incertidumbres por aclarar.