Ni las quejas de la patronal del sector, ni de todos los productores de renovables y de muchas autonomías que, como Galicia, temen que el futuro decreto para las retribuciones a la electricidad que venga de la eólica paralizarán la actividad y genera inseguridad jurídica. La Comisión Nacional de la Energía, el regulador, avala el recorte de primas que plantea el Ministerio de Industria y la mayoría de las condiciones que contempla el borrador de la regulación, que dejará una "rentabilidad razonable" a los parques. Entre las que desaconseja, que la medida pueda aplicarse con carácter retroactivo. El organismo presidido por Alberto Lafuente insta al equipo de Miguel Sebastián que la tijera se aplique exclusivamente a las nuevas instalaciones que, como en el caso del concurso eólico gallego, ni siquiera están en espera para acceder al sistema.

"Una vez analizados los costes estimados por la CNE para las nuevas instalaciones, en el escenario de referencia de precios del mercado contenido en el borrador del Plan de Fomento de las energías renovables, se considera que éstas obtendrán una rentabilidad razonable por la aplicación de esta propuesta", señala el organismo en un comunicado. La Comisión reclama, eso sí, que la retribución sea "predecible", en línea con las quejas de los promotores ante la incógnita con la que se pueden encontrar a la hora de hacer sus cuentas. "De ahí –continúa el escrito– que se proponga que, cuando una nueva instalación se inscriba en el registro de pre-asignación, se le mantengan las primas vigentes".

¿Y cómo, según la CNE, deberían revisarse las subvenciones que Industria reparte entre los productores como incentivo a la generación de electricidad limpia y, en su momento, apoyar la maduración de la tecnología? El regulador energético "comparte" el gesto del Gobierno de vincular la prima de referencia con la oferta de nueva potencia, en una revisión "anual", "pero afectando únicamente a los nuevos parques". Para impedir que esa revisión varíe de forma "brusca", la CNE apuesta por una limitación que no caiga ni suba nunca del 15%.

Las consideraciones incluyen una fijación de "objetivos anuales" en potencia instalada para aprovechar la capacidad del viento, "que se irían cubriendo con nueva potencia". Si una vez cubierto el techo, hay más parques que se construyen, la CNE propone que esos aerogeneradores cobren durante el ejercicio a precio de mercado, sin incentivos, y que al año siguiente puedan entrar en el sistema con "la prima correspondiente". Ante el "exceso de capacidad" en funcionamiento en estos momentos –o, lo que es lo mismo, más potencia de la que realmente se necesita– por la "contracción actual de la demanda" provocada por la crisis, el regulador es partidario de que en lugar de establecer una "evolución constante" de los objetivos anuales para nuevas instalaciones, sea una "evolución creciente".

Expresamente, la CNE considera "adecuado" que la evolución anual de la primas sea inversa al incremento de potencia nueva, "lo que constituye un incentivo para la autorregulación del sector", la limitación del devengo de las primas a los primeros 12 años de vida del parque, que se ciña también a las 1.500 horas de funcionamiento –un revés para los recintos en Galicia, con una media superior a las 2.000– y que exista una renta mínima para afrontar "una eventualidad de precios reducidos en el mercado". A las razones que Industria da para impulsar la nueva regulación –como la madurez del sector–, el regulador añade la necesidad de recortar el déficit tarifario.