Las obras del puerto exterior de A Coruña se cobraron ayer su quinta víctima mortal. Un accidente durante el desmontaje de una grúa provocó la muerte del trabajador Emilio José Amigo Díaz, coruñés de 34 años, que participaba en las labores de desmontaje de la máquina. A las 18:26 horas, una parte de la grúa se precipitó al suelo, alcanzando al operario y provocándole la muerte. La empresa Grúas Usabiaga era la encargada de la tarea, cuya conclusión estaba prevista para hoy. La maquinaria, una de las más grandes del mundo sobre orugas, se iba a trasladar a otra obra una vez que ya había terminado con la colocación de bloques de hormigón en el dique principal de punta Langosteira.

La Autoridad Portuaria manifestó ayer su "profundo pesar" y anunció la inmediata apertura de una investigación para esclarecer las causas del accidente, del que no ofreció más datos. Los máximos dirigentes de la administración portuaria ya solicitaron un informe "completo" a la compañía responsable de la grúa.

Los representantes de los trabajadores denuncian que, según cuentan testigos presenciales, una parte de la máquina se precipitó al suelo al retirar un operario uno de los pasadores que sujetaba la pieza. También aseguran que el entorno de la máquina no estaba bien perimetrada por encontrarse el empleado tan cerca de la misma como para que lo aplastara.

Las obras permanecen paralizadas desde el momento del siniestro y los empleados correspondientes al turno de las ocho de la tarde ya no llegaron a entrar en el recinto.

La grúa que ayer provocó la muerte del operario –una Liebherr 11350– sustituyó en verano a la más grande del mundo sobre orugas y tenía similares características. Con una pluma de 135 metros, lo que equivale casi a una vez y media la longitud de un campo de fútbol, podía elevar de una sola vez 750 toneladas de peso. Había sido construida especialmente para esta obra y trabajaba en el dique principal, colocando los bloques para su composición. En la madrugada del 7 de junio la máquina se cayó al mar en el morro del espigón, pero el operario que la manejaba salió ileso del incidente. La Autoridad Portuaria no explicó cuál había sido la causa del siniestro.

Desde que comenzaran las obras del puerto exterior de A Coruña en 2005, son ya cinco los trabajadores fallecidos. El primer empleado murió al caer el camión que conducía al mar en las obras de punta Langosteira en mayo de aquel primer año de trabajos. El conductor, Manuel Martínez Alvarellos, intentaba, en el momento del siniestro, asegurar una pista de acceso, y su cadáver fue recuperado días después.

Cuando habían pasado ocho meses de aquel primer accidente mortal, en febrero de 2006, dos operarios fueron arrastrados por el fuerte oleaje cuando colocaban bloques en el dique auxiliar de la dársena. Uno de los cuerpos nunca se llegó a recuperar y la justicia procesó a cuatro personas responsables de las obras por no ordenar el cese de los trabajos ante las condiciones meteorológicas adversas de las que había previsión antes de comenzar la jornada. En noviembre de 2007 se producía el hasta ayer último suceso mortal. Un hombre de 43 años fallecía al despeñarse el dumper que conducía desde una altura de 15 metros en la cantera de punta Langosteira. La Consellería de Traballo paralizó las obras durante 40 días.

En los últimos meses, se registraron dos caídas de grúas en la zona, pero sin que provocara heridos entre la plantilla de la constructora.

El puerto exterior de A Coruña cuenta con un presupuesto de 800 millones de euros, casi el doble de lo previsto, y es previsible que se tenga que gastar otros 200 para compensar a la Repsol para su traslado a Langosteira desde su emplazamiento actual. Este puerto se construye además a menos de 25 kilómetros del de Ferrol, una infraestructuras de similares características que ya está en funcionamiento.