El Ministerio de Fomento consideraba que la fecha más probable para la conclusión del AVE gallego era el año 2016, pero que a final se vio obligado a fijarlo en el "horizonte de 2015" por las presiones recibidas por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Así lo reveló ayer el titular de Fomento, José Blanco, durante una comparecencia en comisión en el Congreso para analizar la marcha de las obras. Antes de su revelación, advirtió de que no tenía pensado decir nada al respecto, pero que se vio "obligado" a contarlo ante las duras críticas que le lanzó el portavoz de Infraestructuras del PP, el gallego Celso Delgado, sobre el incumplimiento del Pacto do Obradoiro, que establece la conclusión del AVE a finales de 2015, basándose en los informes de la Xunta, que prevén un retraso de tres años sobre la fecha prevista.

"No pensaba decirlo", comenzó Blanco, para referirse ya a continuación a la reunión con Feijóo para preparar el Pacto do Obradoiro y fijar el nuevo calendario una vez que estaba claro que no se iba a poder poner en servicio en 2012. Según contó en la comisión, le trasladó al presidente de la Xunta la opinión de los técnicos que estaban diseñando los proyectos de que había que dar un "margen en los plazos para garantizar que lo que se iba a firmar se pudiera cumplir", por lo que era necesario un poco de "flexibilidad". Con este argumento, Blanco propuso a Feijóo la fecha de 2016, pero no la aceptó. "No puedo salir de la reunión diciendo que el AVE se va a concluir en 2016", asegura que le dijo Feijóo, por lo que fue entonces cuando el ministro ideó la fórmula en el "horizonte de 2015", tal como figura en el Pacto do Obradoiro.

"A partir de ahí, he comprometido al Adif y todos los concursos para poder cumplir esa fecha", concluyó.

Ayer volvió a reafirmar la posibilidad de acabar el AVE gallego en plazo, pero dijo que la condición es mantener el ritmo de inversión que se ha ejecutado en los últimos años. Y para ello, el ministro ofreció la mano del PSOE para llegar a acuerdo con el PP y el BNG para, pase lo que pase tras las elecciones del 20-N, los tres partidos se comprometan a mantener ese ritmo inversor. "Es la mayor garantía de que el AVE llegue a tiempo. Que no caiga en saco roto esta propuesta", dijo al terminar su intervención, ante la cual no hubo respuesta ni del BNG ni del PP porque en ese momento concluyó la comisión del Congreso.

El ministro volvió a repasar la actuación del Gobierno socialista, comparando la inversión en el AVE gallego con los ejecutivos de Aznar. Confirmó la entrada en servicio en 2012 del tren híbrido que permitirá circular entre Santiago y Madrid en cuatro horas y media y que cuando toda la línea esté acababa, el AVE absorberá el 30% de los desplazamientos que ahora hay entre Galicia y la capital española, de los cuales actualmente solo el 4% usa el tren. Esto supondrá un incremento del número de viajeros en un 750%. Blanco también avanzó que el próximo mes se concluirá la construcción del túnel de A Madroa, la entrada norte en Vigo, y que también en octubre comenzarán las obras en el tramo más complejo de toda la línea de alta velocidad entre Madrid y Galicia, el que se encuentra en la frontera entre las provincias de Ourense y Zamora.

El portavoz de Infraestructuras del PP denunció que el ritmo de construcción no es el programado, que las licitaciones van con mucho retraso y que la inversión acumulada ronda el 22% sobre lo previsto en el Pacto do Obradoiro. Las críticas fueron continuas, hasta el punto de que el ministro lo acusó de "demagogo" y de "no tener aprecio por Galicia" por salir en su defensa cuando desde el Mediterráneo, Extremadura o Asturias se censura la "excesiva" inversión que se destina a Galicia. "¡Eso es una ofensa!", replicó Celso Delgado.

El diputado del BNG, Francisco Jorquera, volvió a mostrar su incredulidad ante los plazos y la exministra y portavoz del PSOE, Elena Espinosa, reprobó que la Xunta hubiera hecho informes medioambientales en contra del AVE para "torpedear y dilatar" las obras.