En internet puede encontrarse una abundante relación del patrimonio cultural de Vigo. El responsable de la página es Xosé Couñago. Es solo un ejemplo. Como él, existen en la comunidad otras personas y, sobre todo, asociaciones culturales, que realizan un trabajo de recopilación de los bienes culturales, así como denuncias de los agravios a los que se ven sometidos. Eso sí, cada uno a su escala y en su entorno. Todo ese potencial, disperso, es el que "nutre", o aspira a nutrir, el primer Catálogo Social do Patrimonio de Galicia.

Así bautizó su promotor, Manuel Gago, profesor en la Universidade de Santiago y director de una web cultural impulsada por el Consello da Cultura Galega, esta iniciativa, pionera en Europa, en la que la sociedad civil intentará solventar una carencia: "La Administración autonómica no hace pública en internet la información de la que dispone sobre los bienes culturales. También carecemos de una visión clara del estado de conservación y de difusión de cada uno de los bienes", explica Gago en patrimoniogalego.net, la página sin ánimo de lucro que acoge ya los primeros elementos catalogados por ciudadanos de a pie –las mámoas das Xunqueiras, en Vigo, por ejemplo–.

De hecho, más de un centenar de personas se apuntaron ya –y eso de momento, porque el proceso está abierto– para ejercer de catalogadores y dar cuenta, en una ficha, del bien cultural, su estado e incluso de su localización, apoyada en google maps, que facilita en no pocas ocasiones llegar a estos lugares de un modo que no pueden lograr las simples indicaciones por escrito, como explica Gago.

Trabajo no faltará a estos arqueólogos aficionados, ya que, según las estimaciones manejadas desde patrimoniogalego.net "estamos hablando de unos cien mil bienes", contando de todo: hórreos, cruceiros, fuentes, minas, molinos, faros, castros, iglesias, mámoas, dólmenes, petroglifos, pazos, castillos o paisajes naturales. "Es uno de los territorios de Europa con mayor densidad de bienes culturales", explica el autor de "Capítulo 0".

"La Comunidad Valenciana o Cataluña sí ponen desde la Administración un servicio para acceder a todos los bienes", explica Gago, pero "el caso de Galicia es anómalo". Para acceder al inventario, hay que hacer una petición formal a la Administración. Es diferente en el caso de los bienes de interés cultural (BIC). "Está bien que figuren esos, pero a nosotros lo que nos preocupa son los pequeños, que están desprotegidos, y que cuando son agredidos, apenas logran repercusión", argumenta el impulsor de una iniciativa que nació en facebook con "Eu apoiaría unha Mesa polo Patrimonio", que actualmente cuenta con unos 250 seguidores de los que una parte se ha apuntado ya a dar constancia de las posesiones de "todos los gallegos".

"Un pazo es fácil de ver pero un túmulo de cinco mil años no, aunque es valiosísimo para conocer nuestro pasado", continúa Gago. "Tenemos una infinidad de patrimonio que no es BIC, o que lo es, pero, como en el caso de muchos petroglifos, está tirado en medio del monte. Nuestro objetivo es poner cara al patrimonio más anónimo. Lo que buscamos es valorizarlo y que los expertos locales sean los que alerten de su estado", subraya, de modo que el resultado sea similar al de una "wikipedia del patrimonio".

Antes de nada toca inventariar, dejar constancia de lo que hay. Después, si es necesario, explica, llegará la denuncia a través de una lista roja de bienes en peligro. "Lo primero es saber lo que tenemos para después empezar a trabajar en otras cosas. El Catálogo Social es un proceso concreto, al que se puede unir cualquiera, abierto. Hay que empezar por objetivos realizables y éste lo es", enfatiza.

Diagnóstico

Además, antes de curar al paciente hay que averiguar cuál es su estado de salud. Y en eso anda la plataforma, en un proceso de diagnóstico. "Galicia es un territorio privilegiado para la conservación de bienes culturales en relación a otros, debido a la escasa industrialización, entre otros factores. Pero en las últimas tres o cuatro décadas la situación empeoró porque el paisaje se deterioró rápidamente", explica Manuel Gago. "Por eso creemos que el principal problema es el desconocimiento de las comunidades de su patrimonio", dice, y para ello las fichas se paran en detalles cómo si el bien está o no señalizado, si lo rodea la maleza… "Son preguntas que aspiran a ver, de un modo sencillo, si el patrimonio es reconocido de algún modo por la comunidad", argumenta. "Porque todos esos bienes son nuestros, de nuestra propiedad, y queremos ver cómo están cuidados", añade. La primera impresión no es buena. En función de lo que ya ha visto, Gago destaca que existe una "dejadez enorme".