El bautizo en el arranque de diciembre, la colocación de los dos primeros rótulos en las sedes principales ya con el nuevo nombre y logotipo precisamente cuando el matrimonio empezaba a funcionar conjuntamente, simbolizó el despegue de la fusión de las cajas gallegas tras meses y meses de conversaciones e intensas polémicas. Un día para la historia, a la espera de todos los cambios que todavía quedan por delante, pero solo una pequeñísima parte de los esfuerzos que hay detrás del proceso para que sea real a efectos prácticos. De la mano del cliente. Al lado de la suma de consejos, de la elección de directivos o el diseño de una filosofía comercial única, está la unión de las tripas. De la tecnología. La verdadera clave de una integración financiera y en la que Novacaixagalicia tiene además un buen aliado para seguir incidiendo en el ahorro de costes y reducir así sus necesidades de capital adicional ante los endurecidos criterios de solvencia marcados por el Gobierno. El departamento en cuestión se quedará sin vacaciones este año. Por lo menos, hasta mediados de agosto, cuando su máximo responsable, José Manuel Valiño, director general de Sistemas y Procesos, prevé que la unificación de la plataforma tecnológica sea "total". Hasta nueve meses antes de lo planificado, en mayo de 2012.

El único elemento que quedará pendiente y que estará listo en enero de 2012 será la solución que se emplea para la gestión de nóminas. "Es evidente que ayudará a cumplir los retos. Es fundamental –explica Valiño–. Nosotros tenemos que bajar costes, pero también porque la banca se está reinventando. El entorno cambia con las redes sociales o la telefonía móvil y tenemos que ser líderes en estos temas". Costes bajos "y a la vez" la máxima innovación. "Innovación en valor, se puede hacer", dice.

Por lo pronto, con la importante apuesta hecha en el área tecnológica, Novacaixagalicia conseguirá ser una de las primeras fusiones que efectivamente funcione bajo un sistema único –Bankia, por ejemplo, la mayor de las operaciones la hilo de la reestructuración financiera, se lo plantea como objetivo para finales del primer trimestre del próximo año– y con un coste por cada una de las transacciones que inundan el día a día de los más bajos del sector, 3 céntimos de euro. Este mismo ejercicio se notarán las sinergias derivadas de la unión informática, entre 17 y 18 millones de euros, y de hasta 72 millones en cuatro años, el equivalente a la inversión total en el área para su unificación.

Una tarea "que no es nada sencilla". Tras la elección durante la auditoría que marcó el rumbo de la fusión del sistema que aplicaba Caixa Galicia, hubo que incorporar a todos los clientes que venían de Caixanova y que contablemente "todo cuadre". "Desde el principio le prestamos mucho cuidado al servicio al cliente, de ahí el periodo de interoperabilidad", recuerda José Manuel Valiño. Cualquier titular de una cuenta, por ejemplo, podía ver el saldo en oficinas de una y otra entidad, hacer operaciones sencillas y sin pagar comisión en los cajeros. La imagen de normalidad que quería transmitir Novacaixagalicia. "Los gallegos tienen que estar absolutamente seguros de que estamos luchando por seguir siendo punteros –continúa– y que su dinero está perfectamente protegido".

La integración informática, indispensable de por sí, cobra todavía más importancia porque más de la mitad de las operaciones se ejecutan por medios digitales. Internet, banca telefónica, cajeros... El resto, en ventanilla, donde con el tiempo las operaciones serán más selectivas. "El tipo del negocio al que vamos en el sector es de oficinas más grandes, el modelo de distribución va a cambiar –destaca el directivo–. Hasta ahora las cajas teníamos sucursales con tres, cuatro personas de media. Las oficinas se reducirán en número, pero aumentar en funcionalidad, sobre todo de asesoramiento". Lo que no significa que vayan a perder importancia. "Lo seguirán siendo, más especializadas", afirma.

En todo el camino hacia la fusión de la plataforma tecnológica están trabajando por un lado los alrededor de 200 efectivos que dependen directamente del departamento, a los que se añaden otros 300 de firmas externas –Tecnocom, participada de Novacaixagalicia, e IBM, entre ellas– para los que Valiño no escatima alabanzas. Desde los telefonistas de los call centers de atención al cliente "a una gente, que son los instaladores, que se está pegando una paliza importante y que quiero mencionar expresamente, por sus largas jornadas diarias para cambiar el software en las oficinas, muy devotos de la caja y orgullosos de trabajar con nosotros".

"Estamos hablando de la competitividad", resume Valiño Blanco. La tecnología aporta calidad y atajar los costes en cada una de las operaciones. De la consulta del saldo a una transferencia. "Hay que ser eficientes –insiste–, es lo que permite mantenerse".