Ser propietario de un pazo, a poder ser con capilla, es lo más "chic" en estos momentos entre los profesionales liberales que pueden permitirse un capricho de un millón de euros en segunda o tercera vivienda. Arquitectos, empresarios, ingenieros y abogados con un elevado poder adquisitivo ya no solo buscan el lujo en sí mismo: valoran que ese lujo tenga historia y pasado. "Ricos" de fuera de Galicia, en su mayoría procedentes de Reino Unido, Alemania y, dentro de España, sobre todo Madrid, se fijan ahora en pazos y casas solariegas gallegas, con su escudo y blasones que jalonan la fachada, símbolo de poder y nobleza.

Es la nueva tendencia del mercado inmobiliario de alto standing, al que solo unos pocos tienen acceso. En internet proliferan las páginas que ofrecen casas señoriales, pazos con capilla, castillos y conjuntos rústicos que sus dueños venden, a través de agencias especializadas en este mercado, por 300.000 euros o cuatro millones. Aldeasabandonadas.com, pisosgalicia.com, esgalicia.com o casasychaletsdelujo.com buscan candidatos pudientes para los complejos históricos gallegos cuyos dueños deciden vender pese a ser una herencia única.

En los últimos diez años se han vendido en Galicia 30 pazos, según el director de aldeasabandonadas.com, Rafael Canales, un broker especializado desde hace tres décadas en mercado de lujo, asentado en Cataluña y con socios en Galicia. "En diez años el 30% fue adquirido por gente gallega y el 70% de fuera de Galicia. De este 70% calculo que el 50% son extranjeros y el otro 20% de otras comunidades autónomas", explica Canales. ¿Qué ocurre? Que en el último año la mayor parte de los candidatos son de otros países, un 80%, según Canales y sobre todo ingleses, internacionalizándose la moda de "tener pazo en Galicia". En estos momentos hay más de 70 pazos y casas solariegas en venta.

No hay dudas entre los vendedores sobre el éxito de este mercado: el nivel económico de los compradores. "El que se interesa puede pagarlo, es un mercado elitista, no masivo", argumenta el director de aldeasabandonadas.com, y lo corrobora el socio y fundador de pisosgalicia.com, Alberto Quintás: "A este tipo de clientes la crisis no le afecta demasiado". Los interesados suelen ser muy exquisitos a la hora de buscar una vivienda de este tipo y por eso las llamadas a las agencias no son constantes, pueden contarse con los dedos de una mano, y cuando encuentran su casa ideal, no dudan en cerrar el trato.

"Quieren salir de las grandes ciudades", explica Canales, que comenta que ante la decisión de construir o comprar un chalet en la Costa Brava o Alicante o comprar un pazo en Galicia los clientes lo tienen claro, la segunda opción, dice, "tiene clase" . Y es que no solo buscan un inmueble de grandes dimensiones, lo más cercano a la costa posible y en un entorno natural, también se interesan por el escudo que pueda poseer la casa y por su historia.

"Les da poder y prestigio social. Son clientes elitistas. Les gusta quedar con su gente, invitarla a su pazo y celebrar una misa en la capilla puntualmente para celebrar un acontecimiento. Es gente que puede darse un capricho de lujo. Mil euros es lo que puede costar un buen piso en el centro de Madrid o Barcelona. Por ese dinero tienen, además, una casa en Galicia, con terreno, caballos, capilla, hórreo... y esto se valora cada vez más entre este colectivo", añade. Con delegaciones en Barcelona, Lugo, Madrid, Londres y Berlín, Canales explica que, fuera de España, dan a conocer los pazos gallegos en ferias internacionales de mercados de lujo.

Cuando se comenzó a extender la venta de pazos, alrededor de 2003, cuenta Quintás, entre el 80 y el 90% de los inmuebles vendidos se utilizaban para turismo rural, pero ahora cambió la tendencia y se destinan a uso personal y también empresarial. Son muchas las empresas, también extranjeras, que no compran pero sí alquilan estas casas para realizar eventos de negocio en un "enclave especial".

En cuanto a los precios, las inmobiliarias se muestran de acuerdo en que alrededor del millón de euros se puede adquirir una casa solariega de tamaño considerable y apta para vivir, aunque por alrededor de 300.000 euros se consiguen pazos de menor tamaño y algunos con necesidad de reforma. Eso sí, el terreno circundantes, los edificios anexos, como iglesias o bodegas, o el año de construcción puede disparar el coste hasta los seis millones. Pese a que los clientes siguen existiendo para este tipo de mercado, desde aldeasabandonadas.com alertan de que las dificultades para conceder créditos de entidades bancarias sí que han dificultado algunas ventas. "Existen problemas de financiación porque los bancos cerraron el grifo para todo. Es gente que tiene el dinero, pero al estar muchas veces en fondos de inversión o o sociedades de inversión colectivas (Sicav) no puede sacarlo cuando desea debido a la crisis", explica el director de la web.

Facturas elevadas

El perfil del comprador está claro y el del que quiere vender su propiedad también. El gasto en mantenimiento y las herencias son las principales razones por las que los gallegos están dispuestos a deshacerse de estos pazos. La obligación de pagar un sueldo para cuidar la propiedad, además de los gastos fijos de luz o agua convence a muchos de desprenderse de su patrimonio familiar y otros lo deciden ante la imposibilidad de acuerdos con sus allegados. "La mayor parte son herencias: seis o siete personas que quieren darle salida porque no lo van a aprovechar", dice Quintás y Canales apostilla que en los últimos años se nota un aumento en la oferta debido al número de fallecimientos de los propietarios de grandes casas. "Para el gallego que está en la ciudad, hijo o nieto, a veces supone una carga y prefiere venderlo", concluye.