Novacaixagalicia se plantea pedir más dinero al FROB, pero en esta ocasión supondrá la entrada de representantes del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria y del Ministerio de Economía en el consejo de la entidad y nuevos planes de ajustes. En la primera ocasión, la caja gallega recibió 1.162 millones de euros, que debe devolver en cinco años y a un interés del 8%, pero ya entonces Caixanova, que tomó las riendas de la operación por orden del Banco de España, advirtió de que el dinero no era suficiente y cifró las necesidades de la operación en más de dos mil millones de euros.

El gobernador del organismo regulador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), no atendió sus peticiones y la Xunta insistió en que llegaban 1.162 millones, exactamente el máximo legal (el dos por ciento de los activos ponderados de riesgo) permitido sin que la Comisión Europea tuviese que dar su visto bueno. La polémica auditoría encargada por la Xunta había cifrado la ayuda del FROB en 1.190 millones, aunque no dio la cifra por cerrada.

Durante las negociaciones con Caixa Galicia y el propio Banco de España, Caixanova presionó para que la fusión recibiese más ayudas públicas. Veía posible la integración, pero también advertía de que la fusión intrarregional era cara.

Pedía al organismo regulador más de dos mil millones de euros, pero no todo con cargo al FROB, que es un préstamo, sino que también quería sacar buena parte del Fondo de Garantía de Depósitos, una especie de ayuda a fondo perdido.

Además consideró clave para que el proyecto fuese viable, acometer la cesión o venta de 300 oficinas fuera de Galicia, sobre todo de Caixa Galicia, junto con el negocio y la plantilla adscrita, lo que permitiría en una sola desinversión aliviar el coste de la fusión y evitar gastos futuros. Caixanova alertaba del peligro de que la fusión diese lugar a una entidad más grande, pero también "más débil y expuesta".

La caja del sur exponía sus temores a finales de abril del pasado año; casi un año después el Gobierno central dio una vuelta de tuerca al sistema financiero con nuevas exigencias de capitalización y Novacaixa no ha soltado el lastre de las trescientas oficinas y necesita más dinero.