Galicia cerró la campaña antiincendios de 2010 como una de las más complicadas de los últimos 30 años debido a las altas temperaturas, el constante viento y la ausencia de lluvias. Aun así, según el balance aportado ayer por la Consellería de Medio Rural, los datos revelan que la incidencia del fuego fue menor a la media de los últimos diez años, con 3.876 incendios declarados y 14.541 hectáreas devastadas.

Pero si hay un dato que llamó la atención a la Xunta fue el importante aumento del número de fuegos provocados por la noche –lo que indica un mayor grado de intencionalidad–, sobre todo en los meses julio, agosto y septiembre, ya que al producirse en horario nocturno dificulta el despliegue de los medios de extinción terrestres e imposibilita el funcionamiento de helicópteros y aviones. Unos 1.800 incendios, un tercio de todos los incendios registrados durante el verano, se iniciaron de noche.

En julio de produjeron 347, el 26% del total, mientras que en agosto se elevó al 34,3%, con 994 focos. Pero el peor mes fue el de septiembre, ya que los 406 incendios declarado supusieron el 40% del total, llegando al máximo en la provincia de Ourense, con un 44,7%. Esta tendencia se acentuó a partir del año 2009 y tiene especia incidencia en las provincias de Pontevedra y Ourense.

"Es un dato preocupante el aumento del número de fuegos nocturnos, sobre todo porque hay un especial interés en producir daño por las dificultades especiales que presenta su extinción", aseguró el conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez.

De los casi 3.900 fuegos registrados durante el pasado año, la Xunta aprecia intencionalidad en el 76,3%, es decir, que fueron provocados. De ellos, el 44,7% tuvo como causa la eliminación de matorral, mientras que otro 29% obedeció a una motivación diversa. Otro 8,6% de los incendios son a causa de los pirómanos y un 5,1% responde a actos de vandalismo.

El año se cerró con 119 detenidos, la menor cifra de los últimos seis años, pero la Xunta no duda de que los Fuerzas de Seguridad del Estado se aplican con el mismo tesón que en las campañas anteriores. En lo que sí se mostró crítico el conselleiro es en el uso de los jurados populares para juzgar a los incendiarios, dado que en muchos casos rechazan condenarlos porque existe "cierta comprensión". "Todavía no existe la suficiente concienciación social", dijo, al tiempo que reclamó que la ley se aplique "con toda la dureza posible" a los autores de los incendios.

Las 14.541 hectáreas consumidas por el fuego el pasado año superan los registros de los tres años anteriores, pero suponen casi la mitad de la superficie media quemada entre 2000 y 2010. La provincia de Ourense fue la gran perjudicada, pues sus 8.914 hectáreas devastadas –3.000 de ellas de arbolado– representan el 61% de todo el monte quemado en Galicia. La segunda provincia más afectada es la de A Coruña, con 3.341 hectáreas calcinadas, de ellas 1.367 de superficie arbolada. En Pontevedra ardieron 1.276 hectáreas –526 de arbolado– y en Lugo la cifra quedó en 1.009 hectáreas. El peor mes fue el de agosto, en el que ardieron casi 9.800 hectáreas.

La Xunta asegura que en 300 hectáreas se aplicaron técnicas pioneras de restauración del terreno para evitar su erosión con las lluvias, que han dado resultado. Una de ellas consiste en echar paja sobre la zona quemada.