"Sin esta ayuda tendría que salir menos, volver menos fines de semana a casa para ahorrar en el viaje, gastar menos en ropa...". Sergio Varela tiene 29 años, es de A Pobra do Caramiñal, vive solo en un piso de protección autonómica en A Coruña, donde trabaja en una empresa de electricidad, y recibe la Renta Básica de Emancipación.

"La solicité en diciembre de 2009, pero no me la pagaron hasta septiembre del año pasado, aunque me abonaron todos los retrasos", indica.

Este mileurista reconoce que podría vivir sin estos 210 euros, pero llegaría más apretado a fin de mes. "Puedo permitirme algún lujo como irme un día a la nieve. Sin la ayuda, no podría y evitaría muchos gastos", comenta antes de reconocer que todavía no ha pensado qué hará cuando deje de percibirla.

Reconoce que el alquiler de 350 euros que paga en una urbanización a las afueras de A Coruña es un alquiler barato, gracias a que ha podido optar a un piso protegido, lo que también le ha facilitado los trámites.

Si se trata con propietarios privados, el asunto se complica. "Los pisos para estudiantes, por ejemplo, no suelen tener contratos, así que no puedes solicitarla; y si el casero no pone problemas, puedes tenerlos con el papeleo, como el número del catástro o cosas así", finaliza.