Pertenece al reducido gremio de maestros que elaboran exquisiteces con sus manos en un mundo rendido a la tecnología y a la producción en serie, pero en el que todavía hay quien valora el trabajo artesanal y recurre a su experiencia para restañar las heridas que el tiempo o el descuido causan en monumentos y edificios. El artesonado de la sala de audiencias de la antigua residencia del papa Pío XII en Berlín y muchos palacios y museos de Postdam, antigua sede de la corte prusiana, continúan brillando hoy gracias al esmero de Damián Valles (Pontevedra, 1967).

Dos décadas de trayectoria en la capital alemana, adonde llegó en 1991 en busca de aventura y para vivir en primera persona los cambios derivados de la caída del Muro, le han granjeado el respeto en Alemania y Europa. Este recorrido, que incluye desde miniaturas a grandes piezas, ha culminado en la carroza de gala de la bella y querida reina Luisa de Prusia, de cuya muerte se cumplieron dos siglos en 2010. Valles reproduce con técnicas tradicionales las tallas desaparecidas a partir de muestras o fotografías de época y todavía le queda un año de trabajo por delante.

La responsabilidad de manejar patrimonio histórico pesaba al principio, pero el bagaje acumulado le permite enfrentarse a cualquier nuevo reto. “En este trabajo eres mejor profesional cuanta más experiencia acumules. Sucede al contrario que en la sociedad actual, donde se requieren personas que aprendan rápido y a las que se les exige demasiado en relativamente poco tiempo”, compara.

En Alemania, el oficio todavía se aprende “como en la Edad Media” y los alumnos o aprendices, que sólo visitan la escuela una vez a la semana, invierten el resto del tiempo en el taller del maestro. Valles, que también ha recibido alumnos en su estudio, asegura que la dedicación y el presupuesto elevado que requiere el trabajo artesanal hacen que su oficio sea “muy desconocido”.

El artista pontevedrés, que estudió diseño y construcción del mueble en el instituto de Formación Profesional de A Xunqueira, obtuvo después en Alemania el título de maestro escultor en la Escuela Superior de Chemnitz, en Sajonia. “El curso se imparte cada dos años y sólo éramos dos alumnos”, destaca.

Otra de las facetas profesionales de Damián y la que más le interesa de cara al futuro es la creativa. Sus relieves de madera en arte decorativo se exhiben en ferias de Nueva York, París o Milán a través de una de las firmas especializadas más importantes de Alemania y están presentes en las mansiones de adinerados compradores germanos, moscovitas o británicos.

Los edificios oficiales y hoteles son otros de sus clientes y también diseña valiosas piezas de mobiliario que ya le han valido premios internacionales.

“Los murales son trabajos adaptados a nuestra época a partir de motivos que me invento o ideas de los clientes. Utilizo madera maciza y están recubiertos de pan de oro y plata u otros colores, dependiendo de su ubicación”, explica.

Todavía no ha realizado ninguna obra en España, donde le gustaría establecer contactos laborales. “Me encantaría realizar un mural en un sitio tan representativo como la Ciudad de la Cultura de Santiago. El tema sería una representación de Galicia y, sobre todo, del Camino de Santiago. Sólo hacer el boceto ya sería un gusto”, reconoce.

Otros artistas españoles

Damián se siente muy a gusto en Berlín, cuyos habitantes son “muy abiertos e internacionales” y le han brindado una buena acogida desde su llegada. “Valoran mi trabajo y me comentan en muchas ocasiones que Alemania ha acogido a muchos artistas españoles a lo largo de su historia”, comenta.

En la capital germana ha creado una familia y tiene dos hijas pequeñas: “Comparten escuela y guardería con otros niños de hasta treinta nacionalidades diferentes. La UE es muy joven y todavía no hay políticas comunes, por ejemplo, en economía, pero ellas ya forman parte de una generación más europea que la nuestra. Y la siguiente lo será más todavía”.