El paro de los controladores aéreos, a golpe de viernes por la tarde, atrapó a más de 7.000 personas en los tres aeropuertos gallegos: usuarios afectados por el bloqueo del espacio aéreo que, ayer, no pudieron volar. Entre salidas y llegadas, unos 52 vuelos bloqueados. Solo en el aeródromo de Lavacolla, a lo largo de la tarde y hasta las doce de la noche, al cierre de esta edición, había ya 24 cancelaciones. En el caso de Peinador, fueron 16 los vuelos cancelados por el conflicto entre los trabajadores y Aena y, en Alvedro, 12.

Aunque dos de los cuatro controladores de turno acudieron al centro de control de tráfico de Lavacolla a trabajar y, en el resto de Galicia, los técnicos ocuparon sus puestos, a partir de las 18:30 de la tarde, los que esperaban la salida de un vuelo o la llegada de otro vieron frustradas sus intenciones, ya que el cierre del espacio aéreo de Madrid provocó que, de rebote, Santiago y, por lo tanto, también A_Coruña y Vigo, a los que da servicio de aproximación, tuvieran que suspender sus aterrizajes y despegues. Y es que, Galicia limita al Norte con el Cantábrico y, al Oeste, con el Atlántico. Se puede decir que, hacia arriba, por encima de los 25.000 pies (unos 7.620 metros), limita con Madrid: y es precisamente la capital la que controla el espacio aéreo a partir de esta altitud.

A media tarde, los paneles electrónicos de vuelos que informan de los arrivals (llegadas) y departures (salidas) de los tres aeropuertos gallegos se paralizaron. Todas las compañías colgaron el cartel de "cancelado" y, en la mayoría de los mostradores para hacer el check-in (facturación) la única información era "cerrado". Se acababa de bloquear el espacio aéreo en el país debido al parón de los controladores pero, a media tarde, los viajeros que esperaban a embarcar en sus respectivos vuelos en el aeropuerto de Peinador, lo desconocían. De repente, no se podía volar. Lo que sí sabían, o presentían, es que su puente se había fastidiado. Y, a partir de ahí, la indignación y el nerviosismo se incrementaron, formándose colas de más de cien personas ante los mostradores de Aena e Iberia para informarse y, acto seguido, protestar.

Valencia, París, Barcelona, Madrid y Bilbao eran los destinos de la tarde en el aeropuerto vigués. Una tarde de viernes muy especial: el inicio de un puente de seis días, las típicas mini-vacaciones para hacerse una escapada. Pero la huelga de los controladores, una vez más, tumbó los planes de miles de viajeros en una jornada clave para la actividad aeroportuaria: el puente de la Constitución. A partir de las siete de la tarde, la incógnita empezó a desvelarse aunque solo en parte.

Desde los altavoces del hall de la terminal, una voz en off empezaba a informar con el mismo mensaje que se repetía cada cuarto de hora: "Aena les informa de que está cerrado el espacio aéreo por el abandono masivo de su puesto de trabajo por parte de los controladores aéreos. Les recomendamos que se pongan en contacto con su compañía aérea", se escuchaba. Y el ambiente se llenó de rabia, impotencia y descontrol.

Pasajeros con destino a Barcelona, entre otros, y tarjeta de embarque en la mano no pudieron subirse al avión. Al llegar a la escalerilla, media vuelta, a pesar de que la nave estaba allí, preparada para despegar, con las maletas ya a bordo. Comenzaba la odisea del: ¿y ahora qué?

En el mostrador de Aena, la única información a los cientos de usuarios locos por saber lo que ocurría: "Hay que esperar, todavía no sabemos cuándo se reabrirá el espacio aéreo y, por lo tanto, desconocemos los vuelos que podrán salir y a qué hora", explicaban a los afectados. Paciencia y a cubrir hojas de reclamaciones.

Caos informativo. "Mira, ¿sabes qué hoja de reclamación hay que cubrir: la de Aena o la de Iberia?", pregunta una mujer perdida en el desorden a Paula García, de Mos, concentrada en cubrir su propio papel de protesta. "Hombre, no sé, pero, en este caso, si es por culpa de los controladores yo supongo que Iberia no tiene culpa. Es Aena", le recomienda Paula. "Si ya, pero, ¿quién te devuelve el dinero de tu vuelo Aena o Iberia? Qué lío", le contesta la mujer.

Paula sigue cubriendo su instancia, cuando le suena el móvil: "¿Que dónde estoy? Tirada en Peinador. Adiós al puente", comenta a la persona interesada al otro lado de la línea telefónica. "Esto es una tomadura de pelo que no se puede consentir", añade rabiosa.

En las colas, se podía ver alguna que otra lágrima de impotencia por no poder volar. Por delante, muchas horas de aeropuerto con la incertidumbre de si algún vuelo podría salir a última hora. ¿Volverían los controladores a sus puestos? Pregunta sin respuesta.

"Es increíble, no nos dicen nada. No sabemos qué va a pasar. No hay derecho. No sabemos si podremos volar hoy, pero ni siquiera nos lo aseguran para mañana. Primero nos dijeron que quizás a las once podría reabrirse el espacio aéreo. Ahora ya dicen a la una, con lo cual ya cerraría el aeropuerto", comentaba un grupo de afectados en la cola de Aena.

La desesperación llegó también a los mostradores de facturación de Iberia, Spanair y Air Europa porque tampoco tenían las claves de lo que estaba ocurriendo. "Aena no nos informa a nosotros y como no sabemos la hora a la que se reanudará la actividad no podemos ir recolocando a la gente en los próximos vuelos. La incertidumbre es total", expresaba una empleada de Air Europa. A medida que avanzaba la tarde, el cabreo iba en aumento.

¿Las opciones de los usuarios ante el parón de los controladores? Esperar hasta las doce de la noche por si un milagro les permitía coger un avión, irse a casa y volver hoy con la esperanza de que todo se calmase o intentar arrancarle lo máximo posible a las compañías. "Exijo una explicación. Es indignante", la frase del día.