La ola de frío que azota Galicia desde el pasado fin de semana congeló las carreteras, sembrando de incidencias gran parte de la red viaria, pero también los termómetros, que el lunes registraron mínimas históricas en Pontevedra (-0,9 grados), Santiago (-2,3), Ferrol (0,3), y Lugo (-5,2) y en el resto de Galicia se quedaron por debajo de los valores medios del mes de noviembre. Desde que existen registros, nunca antes el mercurio había descendido tanto en noviembre. El anterior récord de Pontevedra fue en 1976, con -0,8 grados. No obstante, las temperaturas más bajas se produjeron en Manzaneda (-9,4 grados), Viana (-8,3), Baltar (7,8) y O Cebreiro (-6,7).

Fueron valores "extremos", como señala Álex Traveso, predictor de MeteoGalicia, que estima que las mínimas se situaron el lunes en toda la comunidad "entre dos y tres grados" por debajo de los registros normales. En las ciudades costeras no llegó a nevar pero aún así también se alcanzaron valores inferiores a lo que se considera habitual por estas fechas. En Vigo los termómetros bajaron hasta los 0,6 grados, muy lejos de los 9 en los que se sitúa la temperatura mínima media de noviembre.

La primera gran nevada de la temporada sorprendió ayer a decenas de gallegos, que quedaron atrapados en sus vehículos o en sus propias casas debido a la presencia de nieve y hielo en multitud de carreteras de la comunidad. Gran parte de la red viaria, sobre todo en Lugo y Ourense, se convirtió la madrugada del martes en una pista de patinaje, una situación que no mejoró a primera hora, obligando a suspender numerosas rutas de transporte escolar que dejaron sin clase ayer a 2.946 estudiantes de 116 centros de las provincias de Ourense, Lugo y Pontevedra.

Los problemas de circulación durante la madrugada afectaron a las cuatro provincias, donde un total de 37 concellos –7 de A Coruña, 12 en Ourense, 10 en Lugo y 8 en Pontevedra– sufrieron complicaciones en sus carreteras. Ambulancias, camiones, coches particulares y hasta dos autobuses con pasaje a bordo –uno de ellos, escolar– quedaron atrapados y en la mayoría de los casos requirieron de la ayuda de los servicios de emergencias.

Los conductores ourensanos fueron los más damnificados, entre ellos, cuatro trailers que quedaron atrapados a medianoche en la N-120 a la altura de Melón, un autobús escolar inmovilizado en Carballeda de Avia, una madre y sus cuatro hijos a la que se le paró el coche en la carretera de Sandiás a Cerredela o cuatro vehículos que no pudieron continuar la marcha ante la presencia de un camión atravesado en el vial que une Xinzo y Calvos.

Por segundo día consecutivo la mayor parte de las emergencias recibidas en el 112 se refirieron a vehículos parados en cunetas o atrapados en la nieve. Fue lo que le ocurrió a dos ambulancias, una en Palas de Rei y otra en Monterrei, bloqueadas por la nieve cuando realizaban sendos servicios, o a varios vehículos que tuvieron que pedir ayuda al quedarse parados en Riós, A Mezquita, verea, Laza o A Gudiña.

Las dificultades para circular y el bloqueo de algunos accesos debido a la caída de árboles y ramas de gran tamaño dejaron aislados por la mañana a varios pueblos de Avión –entre ellos, el del alcalde del municipio, que estuvo incomunicado en su casa varias horas– así como a algunas casas de la parroquia de Camba (Laza), tres pueblos de Lobios y otros tantos en A Gudiña. Ya a partir del mediodía los problemas para acceder a algunas poblaciones se trasladaron al municipio ourensano de Baltar –donde Protección Civil avisó de que había tres aldeas aisladas– y al lucense de Quiroga.

La red secundaria fue la más afectada, siendo obligatorio toda la mañana el uso de cadenas en la LU-633 entre Pedrafita y Samos y con circulación limitada mientras las principales vías de comunicación, como la AG-53 que el lunes registró varios cortes o la Autovía das Rías Baixas, recuperaron ayer la normalidad. Tan solo algún problema puntual afectó a la red principal, como la AP-9, donde una potente granizada a las 16:30 horas en el tramo entre Pontevedra y Vigo obligó a los vehículos a ralentizar la circulación en algunos casos y otros detenerse en plena autopista, teñida de blanco y sin visibilidad. Además, a primera hora, en la A-52 hubo que desviar momentáneamente el tráfico a la N-525 para dejar trabajar a las quitanieves.