No se trata de un escultor desconocido, aunque nunca ha tenido la oportunidad de que 150 millones de personas puedan disfrutar de sus obras. La visita del Papa a Santiago el próximo 6 de noviembre le ofrece al escultor cambadés Manolo Paz, que lleva desde julio trabajando en una cruz cuya misión será coronar el altar desde el que Benedicto XVI se dirigirá a los fieles, ese privilegio.

Más de tres toneladas de granito gallego extraído de una cantera de Couso, en Moraña, y cedida por la Asociación de Graniteros, fueron la materia prima con la que trabajó este artista, aunque al final, la cruz que cuelga desde ayer en O Obradoiro, esté hecha de aire, ya que está confeccionada con dos piezas entre las que se siluetea una gran cruz.

Aunque ahora está cubierta por una lona y los curiosos tendrán que esperar hasta el día de la visita para disfrutar de su imponente presencia –estará ubicada justo detrás de Benedicto XVI–, ayer por la tarde muchos viandantes pudieron ver la ardua tarea de su montaje, que requirió del concurso de varios operarios para soldarla al andamio que la sustenta y la supervisión del propio escultor durante más de tres horas.

El autor, entre cuyas obras sobresalen la familia de menhires en A Coruña o la pieza que rinde homenaje a las víctimas de los atentados del 11-S y el 11-M, como el propio autor indica, describe una monumental cruz por la que "va a poder pasar el aire fresco".

Dos personas, afirman, han sido claves para que la obra de Manolo Paz corone el gran altar: Salvador do Mato, del arzobispado de Santiago, y Iago Seara, el arquitecto que ha diseñado el altar. Desde el primer momento, Paz trabajó con la idea "de buscar una simbiosis entre arquitectura y escultura, dos maneras de entender el arte que siempre han estado muy unidas", como demuestra el propio Pórtico da Gloria de la catedral compostelana, apunta el escultor. Lograr esta simbiosis no fue fácil, pero Paz dio con una solución que gustó en las altas esferas del obispado y ayer concluyó este nuevo reto personal.

Paz reconoce que haber sido elegido para diseñar la cruz "es una oportunidad, porque la escultura va a ser vista por millones de personas a través de la televisión", lo que también, indica, "supone una enorme responsabilidad". Pese a ello, Paz está tranquilo porque es consciente de que la obra va a sorprender por su sencillez a todos los que puedan observarla a través del televisor. Y desde la plaza, porque la cruz, en la altura, podrá ser vista desde todos los ángulos de la Praza do Obradoiro.