"Si no sales conmigo cuelgo una foto tuya en Tuenti. Esa, sí, ya sabes". Esto ocurrió hace unos meses entre un chico y una chica de 14 años y es sólo uno de los casos que llegó hasta el despacho de la Fiscalía de Menores de Pontevedra. Las consultas y alertas de padres preocupados por episodios de acoso entre menores a través de internet se incrementaron el pasado curso un 20% en Galicia. Tras dos años académicos de relativa calma, la Asociación contra el acoso escolar (Acae), que desde Asturias orienta y aconseja a familias de toda España, detectó entre 2009 y 2010 un significativo aumento de las alarmas desde la comunidad gallega, con más de 800 llamadas de madres y padres a lo largo del curso en busca de ayuda para un hijo o hija que sufre porque alguien le hace daño a través del ordenador, una red imposible de controlar y de frenar. En el ámbito nacional, Acae atendió a 9.000 personas.

Las guerras de liderazgo entre adolescentes, en el colegio y en la calle, siempre han existido. Pero burlarse de un compañero o incluso amenazarlo, algo que empieza como un juego de niños, no tiene el mismo alcance si la broma o daño se propaga entre un grupo cerrado y ahí se queda que si trasciende a una red social que conecta a millones de personas y en los que todos se encuentran y se buscan para cotillear. Tuenti supera los ocho millones de usuarios y es el punto de encuentro virtual habitual de la mayoría de adolescentes, que llegan a pasar, en algunos casos, cuatro horas diarias frente a la pantalla narrándose sus vivencias como si estuvieran en pandilla en el parque.

Con internet, que los expertos en ciberbullying definen como uno de los mayores inventos de la historia siempre que su uso sea el correcto e insisten en que los capítulos peligrosos "son los menos", las bromas pesadas y los daños reales se amplifican: todo el mundo tiene acceso y, sobre todo, se pueden ver. Hay imágenes. Con el boca a boca, te lo imaginas. Con internet, le pones cara.

"Primero y segundo de ESO son los cursos más problemáticos. Estos casos de chantaje, acoso o burla suelen empezar en el colegio y luego se trasladan al ordenador a través de las redes sociales. No es fácil detectarlos porque, en muchas ocasiones, son historias sutiles. Pero luego el chico o chica lo sufre porque, de nuevo en clase, los compañeros le hacen el pasillo. Así de cruel, en ciertos casos. La cadena empieza con una foto de móvil que luego cuelgan en la red", manifiesta Encarna García, presidenta de la Asociación contra el acoso escolar, que prefiere hablar de acoso en la red que de ciberbullying (término anglosajón).

En los últimos meses, Acae se hizo eco de varios casos con los que se perfila, en toda España, una nueva modalidad de daño moral, de imagen y de identidad en la red. Ya no sólo se cuelgan fotos con la intención de burlarse o chantajear a alguien; algunos recurren ya a los retoques. Según Acae, hay varios casos en Galicia: dos de los más recientes en las provincias de Pontevedra y Ourense, aunque la asociación prefiere salvaguardar la identidad de las familias afectadas para evitar un mal mayor, al ser casos que todavía no se han resuelto.

Uno de los más preocupantes, en la provincia de Ourense, es el de una chica a la que pusieron cuernos y vistieron de demonio, una especie de fotomontaje. En otros se utiliza para presentar a una persona desnuda, con la cabeza real y un cuerpo que no es el suyo, pero simulando un desnudo. Como ejemplo de daño y desprecio en pandilla: borrar a uno de los miembros de la foto inicial, como uno de los casos detectados en un pueblo pontevedrés. "Las chicas son más crueles. Esto conlleva un daño porque la despreciada sufre mucho y los padres no saben cómo enfrentarse y arreglarlo", añade García.