Donde algunos ven dólares y otros la materia prima con la que desplazarse en coche o calentar su casa, Juan José González ve cadenas de hidrocarburos y una fuente de posibles problemas para el medio marino.

-El año pasado se detectaron un centenar de vertidos ilegales de barcos frente a la costa gallega. ¿Le parece preocupante?

-Aunque quizás se hayan detectado más porque se han mejorado los sistemas de detección, es preocupante. Es importante recordar que los sentinazos y los deslastres de tanques representan alrededor del 11% de todos los derivados de petróleo que entran en el mar. No hay que olvidar que los accidentes de grandes petroleros, como el Prestige representan sólo el 5% de los derivados de petróleo en el mar. Insisto: los sentinazos y deslastres son más del doble de esos accidentes petrolíferos que tanto asustan.

-Y la amenaza en este caso es continua y no puntual. ¿Eso no hace a los sentinazos peores?

-Claro, eso importante. Cuando trabajábamos en el “Prestige”, al final aparecieron “galletas” en las playas, pero después se hizo un estudio bastante exhaustivo, más en el Cantábrico que en Galicia, que demostraba que entre el 15 y el 25% de las “galletas” no eran del Prestige, aunque la mayoría sí.

-¿Qué aporta la química para resolver los sentinazos?

-Aunque se detectan bien, para poder atribuírselo jurídicamente a un barco determinado hay que “cazarlo” casi in fraganti. Pero químicamente hay métodos muy buenos, como los marcadores moleculares, que son como la huella dactilar, que nos permiten saber que un sentinazo proviene de un barco concreto. No obstante, hay que disponer de una muestra de lo que el barco lleva en la sentina o en los tanques para compararlo, lo que no es fácil. Eso me recuerda un caso curioso, cuando el Prestige, del que tenemos incluso una fotografía, en que un barco se metió dentro de la mancha para ir vertiendo allí lo que llevaba. Por fotografía aérea se distingue muy bien que hay dos tipos de petróleo.

-¿Qué efectos provocan los hidrocarburos en la fauna marina?

-Existen efectos letales, que provocan la muerte de las especies, y subletales, que afectan al crecimiento, al engorde y a la reproducción de las especies, pero son mucho más frecuentes y, en términos generales, son más perjudiciales. Esto pasa con los erizos, que son una de las especies más sensibles y, en las zonas donde hay un vertido, pueden llegar a desaparecer. Después, el ecosistema puede regenerarse. Por el contrario, las almejas, el mejillón o los caracoles resisten más, pero acumulan los hidrocarburos, que van aumentando su concentración a lo largo de la cadena trófica, porque en el mar el grande se come al pequeño.

-¿Y los peces?

-Esta cadena de acumulación se rompe con los peces, que tienen un sistema metabólico más desarrollado y degradan los hidrocarburos. En el tejido muscular de un pez, que es lo que comemos habitualmente, nunca deben hallarse hidrocarburos.

-No peligraría la salud...

-No en los peces. Cuanto más desarrollado es un organismo, más capacidad metabólica tiene para degradar esos hidrocarburos. Además los peces tienen desarrollada la capacidad de escape y pueden percibir los hidrocarburos, aromáticos, que son los más peligrosos. El mayor riesgo es para las especies que no pueden moverse.

-En los peces, si larvas y huevos sufren, ¿peligra la pesca?

-La consecuencia más dañina que tienen los derivados del petróleo son sus efectos sobre los huevos y las larvas, o los juveniles. Si la concentración de hidrocarburos es grande mueren muchas larvas y a otras les provoca malformaciones. Aunque cada especie tiene una época de puesta, los sentinazos se producen continuamente. En consecuencia, siempre habrá huevos o larvas afectadas, causando una reducción en el éxito reproductivo y, a largo plazo, las poblaciones de peces habrán disminuido.

-¿Deberíamos preocuparnos de las rías y su riqueza?

-Eso es lo que hay que vigilar. Los paisanos siempre lo explican con que vino un mal año. A veces es así porque en el mar, como en la tierra, hay buenos y malos años, pero muchas veces se atribuye a un mal año lo que es consecuencia de la contaminación. Lo que ocurre simplemente es que las especies crecen, o engordan menos, con lo cual el mariscador o el “bateeiro” están perdiendo dinero porque extraen menos kilogramos. Es un efecto bastante evidente de la contaminación.

-Pero las rías quedan lejos del tránsito de los buques...

-Bueno, un sentinazo puede llegar a las rías. Es una ventaja, es cierto, que ahora los barcos tengan que navegar por zonas más alejadas de la costa a raíz del Prestige. Pero que no afecte a las rías no quiere decir que no afecte a la plataforma, donde hay peces, sobre todo huevos y larvas, que pueden verse bastante afectados por la elevada frecuencia de los sentinazos. Además la existencia de hidrocarburos también hace que la biota marina (flora y fauna) sea más sensible a las enfermedades víricas.

-El 11% de derivados de petróleo en el mar viene de sentinazos y el 5% de los grandes accidentes de petroleros. ¿Y el resto?

-El 49% de hidrocarburos que llegan al mar son residuos urbanos o industriales. También hay un 12%, superior a deslastres y sentinazos, que llegan a través de la atmósfera. Además, hay un 10% que procede de escapes naturales, porque hay bolsas de petróleo en el mar. Insisto: el aporte más pequeño de todos, aunque la gente es del que más habla, son los accidentes de petroleros.

-¿Cómo se puede poner remedio a los sentinazos?

-Es importante concienciar a la gente para que no realice estos vertidos. Hasta hace poco tiempo, cuando algo estorbaba, se tiraba al mar y eso ahora mejoró bastante, aunque no estamos al nivel que deberíamos. Además, se trata de aumentar más la efectividad de los medios de vigilancia.

-El uno de junio Vigo vivió el susto de un vertido en sus costas ...

-Galicia tiene un plan de contingencia para evitar que se extiendan esas manchas y lleguen a zonas donde puedan afectar a los recursos. En el vertido de junio hubo la duda de si procedían de tierra, en cuyo caso era responsabilidad de la Xunta activar el plan de contigencia, o si venía de un sentinazo, lo que le tocaría al Gobierno central. En resumen, no lo activó nadie. Era un vertido pequeño, pero, si llega a ser grande, pasaría lo mismo. Cuando vi eso recordé la fábula de Iriarte, cuando dos conejos discuten si los persiguen galgos o podencos y al final los capturan. Aquí ocurrió lo mismo, al final no se hizo nada. Hay que ponerse de acuerdo y dejarse de luchas estériles.

-No todo en los hidrocarburos es malo, defiende...

-Bueno, si antes hablé de los contras, tampoco hay que alarmar porque los hidrocarburos son productos naturales y, cuando un producto es natural, existen siempre bacterias en el mar que lo degradan. Cuando se produce un vertido, hay una serie de procesos, conocidos como “envejecimiento” del crudo, en los que este se dispersa, se va para el fondo y sufre procesos de degradación.

-¿De qué depende el efecto que un vertido cause en el medio ambiente?

-De la naturaleza del vertido y el lugar. De la naturaleza, porque hay crudos y derivados del petróleo con características tóxicas muy diferentes. También de la zona afectada, puesto que si se trata de una ría, una zona semicerrada o una marisma, el riesgo es mucho mayor que si ocurre en mar abierto, donde hay más oleaje y la degradación es mucho más rápida. En todo caso, los efectos en las especies pueden ser por contacto directo, como en el caso de los pájaros que veíamos con el Prestige, o por ingestión, sobre todo las especies que viven en el fondo (bentónicas), que ingieren los hidrocarburos. En los casos más graves, el vertido puede destruir su hábitat. Pero reitero: los hidrocarburos son productos naturales y hay bacterias en el mar especializadas en degradarlos.

-¿Dan abasto con tantos sentinazos o se pasó el límite?

-El límite no se pasó. Es mucho más peligrosa la contaminación por metales pesados, como mercurio, plomo o cadmio, que no se degradan; llegan al mar y pueden permanecer ahí durante miles de años.

-¿Es optimista con respecto al futuro?

-Sí, el mar tiene una capacidad de depuración muy grande. Veo mucho más preocupantes obras que se hacen a la orilla del mar, los diques o los rellenos. Estos sí que son normalmente irreversibles.